Opinión

La misma estupidez

EL ASUNTO se estaba poniendo caliente. Las decenas de personas que aguardaban, apostadas, al fracaso de Luisito para degollarlo empezaban a vislumbrar su momento y los pesimistas aficionados de Pasarón comenzaban a tiritar ante el hundimiento del barco.

Pero llegaron las dos primeras victorias y el equipo volvió a sonreír. Uno, que tiene cercanía con los futbolistas en los entrenamientos, percibía cierta inquietud más que tensión por la situación. En la mayoría de los casos había confianza en la reacción que comenzó a producirse, en materia de resultados, contra el San Sebastián de los Reyes.

Era tan ventajista dar por muerto al Pontevedra en la quinta jornada como verlo campeón tras dos triunfos. Todos los análisis requieren mesura

Sin embargo, sería un grave error creer que esos dos buenos triunfos consecutivos y la mejoría de imagen que ha ofrecido en los últimos tiempos el PCF inauguran un camino de rosas. Sería una estupidez que cualquiera pensase de esa manera. De hecho, sería el mismo género de estupidez que el que llevaba a los cenizos a ver a la escuadra de Pasarón descendida tras cinco semanas sin vencer.

El fútbol, lo dijo con mucho criterio el defensa David Goldar en una rueda de prensa, hay que entenderlo en su globalidad, más allá de los resultados. Hay que contemplar todos los elementos para realizar un análisis apropiado. Y el Pontevedra, que en los primeros duelos ofrecía muchas dudas, cometía errores defensivos y fallaba de cara a portería, ha ido poco a poco acoplándose, estando más junto y firme en defensa, siendo cada día más el equipo organizado que propugna Luisito.

Pero tampoco ha incurrido en excesos estilísticos, ni ha secado a sus rivales, ni los ha barrido. Simplemente ha ajustado aquellos pequeños detalles que lo hacían vulnerable y ha crecido paulatinamente. Ni nos pongamos nerviosos con tres derrotas, ni nos emocionemos con dos victorias. Queda un mundo por recorrer.

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