Opinión

Adiós Cassini, adiós

SI EL VIERNES día 15 alguien presta atención a estas líneas, Cassini podría seguir existiendo o no. Depende de la hora de aproximación al texto. Cassini inició su andadura desde Cabo Cañaveral prácticamente hace veinte años, el 15 de octubre de 1997. Casi siete años después, el 1 de julio de 2004 penetró en la órbita de Saturno. Cassini lo ha estudiado pacientemente durante más de trece años. El 14 de enero de 2004 la sonda Huygens, quien se había separado de Cassini el 25 de diciembre del año anterior, se posó sobre Titán, el mayor satélite de Saturno. El pasado 25 de abril Cassini se adentró entre Saturno y sus anillos para iniciar el viaje final. Su combustible se agotaba y acometió la maniobra en aras de evitar un improbable, pero no imposible, choque con alguno de los satélites de Saturno que contienen agua y posiblemente vida. Así se evita cualquier riesgo de contaminación. Sobre las 9 y cuarto de la mañana (hora de España) realizará Cassini este viernes su última maniobra para precipitarse en la atmósfera de Saturno. En ella entrará aproximadamente a las 12 y media. Entonces se convertirá en una estrella fugaz saturniana. Como trabajará hasta el último instante, su suspiro final informativo llegará a la Tierra en el entorno de las 14.00 horas españolas.

Aunque resulte una osadía la afirmación, la hazaña de Cassini podemos considerarla uno de los primeros pasos de lo que debería ser la segunda epopeya de la Humanidad, la expansión espacial. Si nos tomamos la libertad y realizamos todo un ejercicio de anacronismo comparándola con la primera, con la expansión oceánica, podríamos decir que estamos en el momento cuando en aquella se comienza a bordear el continente africano. Doblar el cabo de Buena Esperanza vendrá tiempo después. Dentro de las búsquedas, se dará un giro de 180 grados y no solamente la navegación será hacia el Este, sino también rumbo al Oeste. Atravesar el estrecho de Magallanes permitirá desembocar en la ignota enorme masa de agua del Pacífico y circunnavegar el planeta. Todavía faltarán entonces fijar la ruta del Tornaviaje. El coste de vidas de la primera epopeya de la Humanidad, de la expansión oceánica, fue enorme, terrible. Posiblemente también lo sea la segunda, aunque la esperanza de quien escribe es que el tributo a pagar sea menor.

Otro deseo guarda relación con los recuerdos. En uno de los dos países protagonistas de la primera epopeya, la misma es ignorada intencionadamente, cuando no vilipendiada de forma sistemática. Semejante gesta le es ocultada por presupuestos delirantes a los jóvenes por una parte del profesorado en los centros de enseñanza. Una aberración de ese tipo no puede ni debe suceder cuando dentro de siglos se estudie la segunda gran epopeya de la Humanidad, la expansión espacial. Ningún país debería censurar el conocimiento de los hechos acaecidos. En ese relato, Cassini deberá aparecer entre los pioneros, como uno de los protagonistas de los primeros balbuceos de la gesta. Mientras, agradeciéndote la ingente cantidad de conocimientos que nos has proporcionado; adiós Casinni, adiós.

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