Opinión

No ha funcionado bien

BUENO, YA nos hemos solidarizado; manifestado; enviado notas de condena; hemos puesto los osos de peluche, los ramos de flores y las notas de condolencia y de recuerdo para los asesinados en Barcelona; han comparecido los responsables de las instituciones centrales, autonómicas, provinciales, locales y comarcales antes los medios de comunicación con cara seria y compungida, hablando en varias lenguas y cogiéndosela, como de costumbre, con papel de fumar. Y, después de todo ello, la sensación que le queda a uno es que algo no ha funcionado bien en relación con la seguridad de una importante ciudad española, plagada de turistas, como es Barcelona.

Y es que estas cosas se notan aunque se quieran disimular. A partir de mañana lunes los ciudadanos van a pedir explicaciones. Y nuestros dirigentes están obligados a dárselas. Todo el mundo pregunta por los bolardos dichosos que se ponen, en prevención de atentados terroristas, en todas las importantes capitales europeas menos en Barcelona. Alguna explicación tendrán que dar los expertos responsables en seguridad del gobierno regional. Quizá son más listos que sus colegas de la Unión Europea. Vaya usted a saber.

En Paris, en Roma, en Bruselas, en Niza y en otras muchas capitales europeas, además de los bolardos y los grandes maceteros que cortan calles y plazas, vigilan y patrullan los soldados de su Ejército. Algo absolutamente natural en esta gravísima situación que, imagino, da un plus de seguridad a los viandantes y vecinos europeos a la hora de sentarse en una terraza a tomarse un café y charlar con los amigos. Aquí, en cambio, los responsables políticos catalanes han considerado que no era necesario tomar estas precauciones y han tirado a la papelera las recomendaciones que, en su día, expusieron por escrito los responsables de la Dirección General de la Policía en el mes de diciembre del pasado año, que recomendaban, precisamente, que se protegieran los espacios públicos concurridos por parte de los ayuntamientos mediante la instalación de maceteros y bolardos para dificultar la entrada de posibles vehículos terroristas.

No quiero ni pensar lo que pasaría si los yihadistas logran meter la furgoneta en las Ramblas cargada de explosivos y bombonas de gas que estaban preparando. Pero, claro, al ayuntamiento barcelonés y a su alcaldesa, la señora Colau, no le va a dar órdenes, ni consejos, un comisario de policía y mucho menos al señor Puigdemont. Así que, imagino, que ambos tendrán que dar cumplidas respuestas y justificaciones de su actuación. Por lo menos para que las familias de los asesinados en este atentado puedan valorar realmente y con fundamento la actuación de los señores que tienen la obligación de velar por su seguridad.

Algo no ha funcionado correctamente. Y que nadie olvide que esto es una guerra. Una guerra igual a la que España sostuvo contra la ETA y en donde los muertos eran solo de uno de los bandos. Que el personal espabile y que analice que nos hemos topado con una criminal célula del IS conformada por 15 asesinos, quince, con cantidad de explosivos, que se han movido por Barcelona como Perico por su casa y con el tiempo suficiente y la tranquilidad necesaria para preparar un atentado terrorista. Que expliquen lo ocurrido cumplidamente. Los ciudadanos lo exigen. Y es que aquí, en España, tristemente, da la sensación de que no se han hecho las cosas bien.

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