Opinión

Guaján (Guam)

FRUTO DE la escalada retórico-verbal de los máximos responsables de EEUU y Corea del Norte, en los últimos días una isla del Pacífico ha estado en el ojo del huracán informativo. Protagonismo mediático vivido con total indiferencia por el gobierno y la sociedad española. Sin embargo, durante centurias fue hispana. Frente a la indiferencia española, en ella sigue viva nuestra huella y España es un referente para un importante sector de su sociedad. Se trata de Guaján, Guam desde el izado en su territorio de la bandera de las barras y las estrellas hace poco más de un siglo.

Los europeos la avistaron por primera vez el 6 de marzo de 1521 durante la primera circunnavegación del planeta. Por los incidentes surgidos fruto de una posible confusión cultural, fue bautizada por Magallanes como Isla de los Ladrones, al igual que su archipiélago. El 22 de enero de 1565 Miguel López de Legazpi tomó posesión del territorio para la Monarquía Hispana. Por el empeño de la reina Mariana de Austria –esposa de Felipe IVy el jesuita Diego Luis de San Vítores el espacio fue evangelizado y colonizado. A partir de entonces el archipiélago pasó a denominarse Islas Marianas y la isla recibió el nombre utilizado por los naturales chamorros, Guaján. Durante siglos la isla fue escala importante del Galeón de Manila, primera puesta en práctica de la globalización comercial al conectar cuatro continentes: América, Asia, Europa y Oceanía. Guam también es importante hoy en día geoestratégicamente.

La pérdida de Guaján, enmarcada en el Desastre del 98, constituye una de las páginas más bochornosas de nuestra historia por la desidia e incompetencia mostrada por los políticos españoles de entonces y se sitúa en las antípodas de lo acontecido en los siglos XVI y XVII. Por poner un ejemplo, cuando el 21 de junio de 1898 el capitán Henry Glass al mando del crucero USS Charleston disparó tres cañonazos contra la isla -errándolos todos debido a la bisoñez-, los españoles no tenían noticias de Madrid desde el 14 de abril. Por esa razón, en un primer momento creyeron se trataba de una visita de cortesía y eran salvas los disparos. El Cuco de Lourizán tuvo que firmar el trágala del Tratado de París por el cual España recibía de EEUU veinte millones de pesetas por Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guaján. Al año siguiente, España, por veinticinco millones de pesetas, vendía a Alemania el resto de las Marianas, las Carolinas y Palaos.

Una total asimetría preside el conocimiento mutuo entre Guam y España. Frente a nuestro desconocimiento, España sigue viva allí. Si un español la visita, puede encontrarse rodeado de naturales que le muestren orgullosos los apellidos españoles de sus documentos de identidad. Calvo Baza, Pérez Camacho, Bordallo..., son, o lo han sido hasta hace poco, responsables políticos de Guam. La lengua chamorra, un idioma austronesio, está trufado de innumerables palabras españolas y el castellano es hablado en Guam. Sus parroquias –el 85% son católicos- y muchas calles mantienen los nombres españoles. En su gastronomía hay empanadillas, pantosta, arrozocaldo... ¿Para cuándo un Instituto Cervantes en Guam? Perdón, en Guaján.

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