Opinión

¿Queremos saber?

UNA DE mis villanas favoritas fue Beatrice Sartori. Beatrice Sartori (¡qué habrá sido de ella!) era una crítica de cine de ‘El Mundo’ a la que detestaba. La Sartori sabía escribir y si empezabas a leer era complicado desengancharte antes del final de su crítica. Lo desesperante era su aparente megalomanía. Digo yo que sería eso lo que la llevaba a destriparte, cada vez, el final de las películas que diseccionaba. Me obligué a desengancharme de ella harto de que me desarmase cualquier giro argumental que un guionista genial se había tirado meses pergeñando. El lunes leí con sumo interés un artículo de Manuel Jabois sobre un libro del que ya había leído otro artículo de Juan Tallón en este periódico. Jabois, pontevedrés al que no conozco, es como la Sartori en el sentido de que resulta complicado soltarlo una vez que empezaste con él. Pero creo que él fue un paso más allá al escupirnos a la cara la última frase del libro. Sería una gran petulancia de no ser una tremenda grosería. Él publicó un libro en 2016, no sé qué le parecería que contásemos su último párrafo dos semanas antes de que se publicase. La diferencia es que él está vivo para defenderse, no como el tipo al que hizo ‘'spoiler'’.

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