Opinión

Cristina y The Clash

HAY UNA historia muy divertida del grupo The Clash y sus bajistas. Tardaron muchísimo en dar con el definitivo. Concretamente quemaron 26. La cosa era siempre igual, fichaban a uno que no les convencía y uno de los miembros se lo llevaba de cañas y en medio de la borrachera, le despedía. Al final el rumor se corrió entre la profesión y ya se sabía que si te decían «Vamos a tomar una caña», es que te ibas a quedar sin curro, aunque la cogorza te iba a salir gratis. Creía de verdad que Cristina Cifuentes era la purísima virgen en materia de corrupción. Y nada hubiese alterado mi percepción hasta que ella misma me invitó a tomar una caña. Lo hizo haciéndose la indignada al contar que de toda la vida había sido el ángel exterminador de los corruptos, que vivía de alquiler como una mindundi y que tenía mil euros en la cuenta. Fue escuchar eso y encendérseme una luz roja. Cada vez que a alguno de sus ilustres compañeros de partido ahora en el talego o a sus puertas lo pillaban en un renuncio salía diciendo exactamente lo mismo, palabra por palabra. Y ya veremos cómo acaba la cosa, pero mucho me temo que el PP cambiará de bajista en Madrid.

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