Opinión

Cómo alcanzar el pacto

"LA EDUCACIÓN ES algo tan importante que no se puede dejar en manos de los políticos, hay que dejársela a los técnicos". Es una afirmación muy sensata que, con otras reflexiones, dejó Rafael Rodríguez, director del CEIP Celso Emilio Ferreiro de Cerceda en una entrevista publicada en setiembre de 2015 que cobra actualidad ahora que andan a vueltas con el pacto educativo.

Dado el primer paso para alcanzar ese pacto por la buena disposición de todos, son muchos los ciudadanos que comparten la tesis del profesor Rafael Rodríguez: que políticos, sindicalistas y asociaciones con intereses políticos y partidistas deben retirarse y dejar que sea un equipo interdisciplinar el que elabore una ley de educación de consenso.

Ese equipo, integrado por profesores y padres, pedagogos, sociólogos, juristas, expertos en prospectiva y mercado laboral y empresarios, sabrá cómo incorporar todas las sensibilidades y requisitos a la ley para encarrilar la educación en un contexto social, tecnológico y laboral cambiante.

¿Por qué apartar a políticos, a sindicatos y asociaciones satélites? Por dos razones. La primera, por su tendencia a impregnarlo todo de ideología y ya sabemos que los posiciones ideológicas fueron el gran obstáculo para alcanzar el pacto educativo desde la Transición.

Una segunda razón para esa exclusión es la tendencia de los políticos a despreciar la cultura del esfuerzo relajando o suprimiendo todo aquello que cueste trabajo, como reválidas y deberes, incluso dando el título de ESO con suspensos. Ocurre que políticos y sindicalistas no necesitan competir en un mercado laboral complejo y exigente y piensan que la vida es así de fácil para todos, viven en una burbuja. Por eso los exámenes son "groseras pruebas clasistas, elitistas, franquistas" -¡válgame Dios!-, una especie de tortura que ellos suprimirían, no vaya a ser que se traumaticen los estudiantes.

Nada que ver con la realidad que pide una ley de educación que, superando ideologías y sectarismos, recupere el valor del esfuerzo y del mérito y encauce los planes de enseñanza y proceso de aprendizaje con rigor para que los escolares adquieran los conocimientos, destrezas y habilidades que les capaciten para vivir con dignidad en esta sociedad globalizada y en permanente cambio.

Alcanzar ese objetivo es tan importante que, coincido con el director del CEIP de Cerceda, hay que encomendarlo a los técnicos. No se puede dejar en manos de los políticos.

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