Opinión

¿A quién se la bufa?

A LOS españoles no se la trae floja la política ni se la pela el paro. A los ciudadanos no se la sudan las pensiones ni los presupuestos del Estado donde se da cabida al gasto social, sanitario o educativo. A la gente no se la refanfinfla el desafío separatista ni los populismos extremistas y radicales. Populismos que usan este lenguaje inadecuado para el Parlamento y la gran causa de España. A los votantes no se la trae al fresco la corrupción ni se la trae al pairo la financiación venezolana, iraní, B, o del 3 por ciento. A la Guardia Civil y las víctimas de ETA no les importa un comino la sangre derramada por el terrorismo ni que los familiares de los agresores de Alsasua sean invitados al Congreso por la extrema izquierda. No se observa que le importe un pepino al personal la colocación a dedo de los que criticaban por esa misma razón a los que llamaban casta. Tampoco parece cierto que nos importen un rábano la verdad, la honestidad, las libertades, la justicia, la igualdad o el bienestar. Y desde luego, a los votantes no les importa un bledo que quienes han sido elegidos democráticamente para representarnos menosprecien la educación, el respeto, la convivencia y el juego limpio en el ejercicio de lo público.

Todos estos giros (bledo, pela, pairo, sudan...) de dudoso gusto para la ocasión fueron empleados por Pablo Iglesias en sede parlamentaria durante una sesión de control al Gobierno. Sin embargo, no los usó para el fondo de la cuestión que acompaña el párrafo anterior de esta morriña.com (paro, pensiones, terrorismo, separatismo...). Quiero decir que la frivolidad no es virtud de la política, ni lo es el descenso al lenguaje inapropiado para buscar el titular de la forma en detrimento del contenido. A veces se nos pierde la razón en esas piruetas de la propaganda y el marketing para buscar por la vía del destemple el hueco mediático que no se consigue con los razonamientos tradicionales del Parlamento español. Se supone que a nuestros políticos, sean del signo que sean, hay que pedirles un mínimo de decoro, o por lo menos que parezcan merecedores de la responsabilidad que los votantes han depositado en ellos a través de las urnas.

Parece que de un tiempo a esta parte, con los emergentes y la fragmentación de la representación parlamentaria, ha surgido un nueva forma de hacer que a los ciudadanos no se la bufa. Porque a la sociedad no se la bufa la propaganda, la demagogia, el postureo, el enredo y otras lindezas de nuestros representantes públicos. Porque a la sociedad española no se la bufa que los antisistema de la CUP asalten la sede del PP en Cataluña sin que el podemismo y el separatismo no condene. Porque a las familias de 829 víctimas de ETA no se la bufa que los amigos de los agresores de la Benemérita quieran eliminar del Código Penal el delito de enaltecimiento del terrorismo. Porque a nuestra querida España no se la bufa que los aprendices de la política se crean con derecho a la intolerancia totalitaria por el el sólo hecho de que la gran mayoría no piense como ellos. No, no se la bufa.

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