Opinión

Parvulitos

SI UNO, desde la más absoluta imparcialidad, observa la actitud de algunos políticos (nuestros), aterra ver en qué manos estamos y cuál puede ser la consecuencia si algún día consiguen lo que, de momento, les niegan las urnas. ¿Emplearán las inventivas de parvulario que utilizan tras su fracaso? Estrategias aparte, ¿por qué reaccionan como el parvulito que se enrabieta si un coleguilla le tira del pelo? Tanto el señor Sánchez como el señor Rivera siguen sin asumir el varapalo y tratan de aplacarlo con un infantilismo clamoroso. Del primero ya nada sorprende, visto lo visto, pero oiga, el segundo no le va a la zaga en sus desvaríos, que hasta incomoda a los suyos. Está en su derecho de odiar a Rajoy pero no parece atinado vetar al vencedor porque sí, intricando aún más el futuro del país y de sus ciudadanos, hartos de todo lo que se menea. Aun si es un señuelo para sacar petróleo, ¿cómo se atreve a enmendar con tan poca lucidez y tanto descaro la voluntad de millones de votantes? Cierto que en Galicia no goza del general aprecio desde que hostilizó el AVE, pero está contrariando a amplios sectores con su sectarismo antidemocrático.

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