Opinión

Galicia, una población menguante

CADA DÍA de 2015 Galicia perdió 40 habitantes, hasta sumar 14.598 ciudadanos menos al finalizar el año. La cifra es una cuenta más del rosario de la sangría demográfica en que está inmersa nuestra comunidad autónoma, no desde 2010 si atendemos a una visión cortoplacista –en ese año se alcanzó el pico de 2.797.653 habitantes–, sino desde mediados del siglo XIX. La mala nueva procede del Instituto Nacional de Estadística y su Padrón Continuo de España a 1 de enero de 2016, hecho público hace poco más de una semana, el pasado 28 de abril.

La Galicia atlántica, que, en cierto modo, mantenía el dinamismo demográfico en épocas no muy lejanas, también ha hincado la cerviz. Aún más, una de sus provincias, A Coruña, es quien más población pierde en número de habitantes. Le siguen, Ourense, Pontevedra y Lugo. Si atendemos a los porcentajes, el mayor descenso corresponde a Ourense, acompañada en orden decreciente por Lugo, A Coruña y Pontevedra. Las dos últimas empatadas en un -0,3%. La declinante evolución es consecuencia de un saldo vegetativo negativo –mayor número de fallecimientos que de nacidos, ¡llevamos 25 años en esa dinámica!–, la salida de extranjeros debido a la crisis y el repunte de la emigración gallega en función de la falta de expectativas laborales. Desde 2010, Galicia ha perdido prácticamente 80.000 habitantes. De algún modo, casi es como si se hubiese volatizado el ayuntamiento de Pontevedra.

En el envejecimiento de la población encontramos otro hecho dramático. La media de edad de los gallegos ha pasado de 46,2 años en 2014 a 46,5 en 2015. En Ourense es de 50 años. Mientras la cuarta parte de la población gallega supera los 65 años, los menores de edad representan un exiguo 14%. Por cada menor de 15 años, dos gallegos superan los 65. El año pasado, únicamente crecieron en Galicia los grupos de edad de 45 años en adelante. De seguir las proyecciones, en función del ritmo actual, a mediados de siglo habremos perdido un tercio de la población de ahora.

Otro de los puntos negros lo constituyen los núcleos de población gallegos en riesgo de desaparición. La publicación de los datos ha permitido alguna interesante propuesta, yo diría sabia, como la realizada por Ferrás Sexto, profesor de la USC. Cuando Europa está mostrando su peor cara de insolidaridad, él ha visto en la acogida de refugiados una forma de revitalizar nuestros moribundos núcleos poblacionales. Como declaraba a un medio gallego, así se convertiría la “tragedia en oportunidad”.

El panorama de pérdida de población, de caminar hacia el abismo, es generalizado en España. Únicamente la comunidad autónoma de Madrid, Cataluña, Baleares, Ceuta y Melilla tuvieron el año pasado un saldo positivo. En ese contexto negativo, Galicia fue la quinta comunidad autónoma con mayor número de habitantes perdidos. En el conjunto del Estado, la población de Galicia apenas representa el 5,84% del total en la actualidad. Casi la mitad de lo que era en 1857 su densidad de población, cuando alcanzaba el 11,49% y era la primera de España.

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