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Feijóo, prisionero de su duda

Al no parar el clamor que le pide que siga y al pilotar los cambios en las provincias, el líder del PP lo tiene cada vez más complicado para no presentarse a las difíciles autonómicas


"Estou a disposición de Alberto Núñez Feijóo, para que me poña onde el queira", declaró el sábado a la Ser la conselleira Beatriz Mato. En Pontevedra, en la rueda de prensa en la que anunció su candidatura para presidir el partido en la provincia, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, llegó a aludir a Feijóo como el "responsable de todos nós", para aclarar acto seguido que se refería a la vida interna del partido. Son testimonios que describen la omnipotencia del dedo que todo lo puede en el PP, incluso sin necesitar usarlo, como se comprobó en el 2014 con la designación por la vía extraordinaria de Agustín Hernández como alcalde de Santiago, nombrado con sólo una «mirada» del presidente de la Xunta, según relató el nominado.

Ahora se tambalea esa estructura diseñada bajo el principio de lo que "diga Alberto", una versión modernizada y reforzada de la máxima de lo que "diga don Manuel", aunque en realidad Fraga, que lideró una coalición con las huestes tribales de los señores provinciales, acumuló menos poder que el que llegó a atesorar Feijóo cuando obró el milagro de concluir en una legislatura la travesía por el desierto autonómico que se esperaba bastante más larga de lo que fue.

La estructura se tambalea por los malos resultados electorales de un PP en declive, pero no lo hace porque haya un sector crítico que cuestione a Feijóo, sino porque es él mismo quien, ante el temor a una derrota, se cuestiona si debe presentarse a las autonómicas, mientras no deja de mirar a Madrid,a la espera de una oportunidad que reactive el sueño que truncaron sus fotos con Marcial Dorado. Y todo en medio de la zozobra de un partido que se ve en el vacío sin su líder y frente a una oposición crecida en las urnas pese a su caótica acefalia.

Contra los usos del partido en Galicia y fuera de ella, el PP afronta la renovación de sus direcciones provinciales antes de hacerlo con la autonómica, de forma que Feijóo tenga hasta abril para decidirse, a fin de que pueda hacerlo cuando se espera estén despejadas las incógnitas en España.

El sábado se confirmó la gran novedad de los congresos provinciales que genera polisémicas interpretaciones, la de la candidatura de Rueda a la presidencia del partido en Pontevedra para cubrir el vacío que deja la caída de Louzán. Como número dos en Galicia Rueda era hasta ahora el jefe de la sala de máquinas de Feijóo, el rol que desempeñó en su tiempo Cascos con Aznar, Guerra con González o Blanco con Zapatero.

Esa candidatura de Rueda da pie para ser interpretada como que, en el fin de ciclo ante una eventual marcha de Feijóo, busca un territorio en el que sobrevivir. O también que, en su condición de teórico delfín tanto en la Xunta como en el partido, ha constatado que no hay sucesión, porque Feijóo va a optar a la reelección y se ve obligado a renovar el escalafón. Sin embargo, en el PP aseguran que, sin estar del todo seguro de lo que va a hacer su jefe, Rueda cuenta con que seguirá y va a Pontevedra a intentar tapar el enorme agujero electoral en la que Feijóo definió como la provincia "clave".

La noticia de Pontevedra se suma a la de Lugo, donde Barreiro, el antiguo rival de Feijóo, tiró la toalla, tras los malos resultados, para centrarse en su papel de portavoz en el Senado. Ambos hechos denotan que, a diferencia de lo que sucedía en el fraguismo, no hay una carrera sucesoria. No se perciben movimientos de ese estilo, tampoco por parte de Ana Pastor, a la que muchos ven como la mejor situada para el relevo. Sólo hay un clamor interno para que siga Feijóo quien, al no pararlo y al pilotar por activa o por pasiva los relevos provinciales, cada vez lo tiene más difícil para marcharse, pues es prisionero de su duda, que, sin embargo, sigue ahí, sin resolverse.

"Barreiro el bueno", la boina entregada a Mariano Rajoy
"Barreiro el bueno", como le llamaba Fraga para diferenciarlo de "Barreiro el felón", ha acabado siendo un dirigente del antiguo sector de la boina entregado a Rajoy, quien al ponerle de portavoz del Senado le dio una cancha que Feijóo no le ofrecía, pese a la total fidelidad del lucense. Ahora Barreiro apuesta por centrarse en la política española, como un hombre de confianza de Rajoy. 

Beiras ejerce ahora de consejero de Iglesias
El electorado de En Marea es el menos feliz entre los de las principales candidaturas de las últimas elecciones generales, según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En una escala de 0 para sentirse muy desdichado y 10 para lo contrario, los votantes de la Marea se colocan en un 6,73, frente al 7,40 de la media y el 7,76 de los electores de ERC, los más felices, el 7,67 del PP y el 7,53 de Ciudadanos, mientras los PSOE se sitúan en un 7,33 y los de Podemos en un 7,27.

En este curioso indicador el electorado de En Marea aparece como representativo del conjunto de Galicia, pues según datos del Ine de 2014 los gallegos muestran la mayor insatisfacción con la vida. En cambio, los votantes de la alianza de Podemos y Beiras no son nada representativos en su estructura de edades, ya que destacan por su acusado componente juvenil.

Lo fundamental del CIS para En Marea es que confirma su pujanza, pues le otorga una décima más en porcentaje de voto, con un 1,7% del total español, frente al 1,6% que obtuvo en las urnas. No obstante, se trata de una variación leve, en una muestra pequeña, de 2.496 personas en toda España, con 167 entrevistas hechas en Galicia. Y el trabajo de campo es anterior a que se confirmase el fracaso de esta alianza en su intento de formar un grupo parlamentario propio, aspiración que fue uno de los ejes de su campaña electoral. 

Para Podemos la encuesta resulta muy favorable ya que, contando con sus aliados, lo pone por delante del PSOE y parece abonar el terreno para que los de Iglesias busquen unas nuevas elecciones. Sin embargo, la cuestión de los grupos parlamentarios les crea un problema relevante, no sólo en Galicia, sino también en Valencia y, sobre todo, en Cataluña. De los 5,2 millones de votos que obtuvo el universo de Podemos, 2 millones corresponden a sus confluencias gallega, catalana y valenciana.

En cualquier caso, la idea de repetir las generales no entusiasma en la Marea, porque obligaría a esta alianza a reeditar su extraordinario resultado del 20-D a unos meses de las autonómicas, contando con que el PP no hiciese la maniobra de alto riesgo de juntar las dos convocatorias. Tendrían más que perder que ganar.

De momento a Iglesias se le ve centrado en su táctica de construir el relato del eventual fracaso de un Gobierno de progreso, para trasladar al PSOE la responsabilidad. En su rueda de prensa del viernes tras reunirse con Sánchez, el líder de Podemos explicó que antes de esa entrevista había hablado con Beiras. Fue una de las frecuentes conversaciones que están manteniendo para establecer la posición conjunta del universo de Podemos en las negociaciones con el PSOE. Así el antiguo asesor de Esquerda Unida en la campaña de AGE del 2012 que encabezaba Beiras cuenta con éste de consejero, en un ambiente de elevada sintonía que contrasta con las críticas a la Marea del líder de la sucursal gallega de Podemos, Breogán Riobóo, que se va quedando en tierra de nadie.

En la Marea consideran difícil un pacto con el PSOE, que requeriría del voto a favor del PNV y la abstención del nacionalismo catalán, pero no lo ven imposible, pero siempre sin contar con Ciudadanos.

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