Opinión

Conducir sin conductor

UNA MÁQUINA condujo un coche desde Vigo a Madrid. Francamente, no encuentro el motivo de tanto alboroto. Se nos contó mucho del continente y poco del contenido: mucho del destino y poco del viaje en sí. Como siempre se pasaron por alto las cosas que interesan de verdad a la gente. Por ejemplo: ¿paró el coche en Astorga a comprar mantecadas? ¿Y en Rueda a comprar vino? ¿Cogió el túnel de la A-6 en el Guadarrama o se fue por Los Ángeles de San Rafael para no pagar el peaje? En un viaje así es intolerable que el conductor, porque no lo hay, no haga un solo comentario sobre lo largas que son las rectas en Castilla y lo seco que está todo por allí. Como pasó con la calefacción o el elevalunas eléctrico, con el tiempo imagino que estas cosas las irán incorporando de serie, y pronto desarrollarán un software en el que al cruzarse en Villafranca del Bierzo con alguien con mochilas un ordenador diga algo así como: «Mira, dos peregrinos». También es imprescindible que lea los carteles de Medina del Campo y nos avise: «Por ahí va una cigüeña». Habría que recordar a la industria que para ir durmiendo todo el camino, nunca podrán competir con el tren. Eso sí, al autobús lo barrerán.

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