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Feijóo intenta volver a presentarse

ROCÍO MOSQUERA patinó tantas veces desde que Feijóo la nombró conselleira de Sanidade que era imposible interpretar que la salida de tono de la semana pasada con Andrea, la niña de Noia a la que los médicos no le dejan morir dignamente, era la última de todas. Con su poco tacto habitual dijo en el Parlamento que lo que piden los desesperados padres es una “eutanasia activa”, en vez de, por ejemplo, dar su opinión contraria de una forma más sensible ante la demanda de unos progenitores que luchan por no prolongar el sufrimiento de su hija. Además, en la cúpula de la Xunta se quejaban de que, como ya había ocurrido otras veces, no habían sido informados a tiempo de este caso, antes de su estallido mediático.

Es dudoso, no obstante, que esta crisis haya sido determinante en el cese, pues antes había habido otras políticamente más explosivas, de Lugo a Vigo, pasando por el escándalo del ascenso del marido de Mosquera, que primero fue anulado por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia al entender que hubo una “desviación de poder” en su nombramiento. Desde la calamitosa apertura del nuevo hospital vigués en el pasado verano, que desencadenó la gigantesca manifestación del 3 de septiembre, la suerte de Mosquera estaba echada, pues Feijóo dejó de defenderla, mientras preparaba su relevo en el marco de una remodelación más amplia que ha ejecutado por sorpresa en el momento más idóneo para sus intereses, justo después de que en Cataluña se confirmase que el PP no levanta cabeza y a once semanas de las decisivas elecciones generales, determinantes para saber si el actual presidente de la Xunta se presenta o no a la reelección.

Todo indica que Feijóo solo irá a las autonómicas si cree que las puede ganar, por eso las generales son su test

Todo indica que Feijóo solo concurrirá a las autonómicas si ve que las va a ganar y que no lo hará si cree que va a perder. Él mismo ya ha reconocido que las generales son el test para decidir su futuro en política, una vez que las fotos con Marcial Dorado machacaron sus planes de liderar la derecha española. Así que con la vista puesta en el 20 de diciembre ha acometido una remodelación que contiene sobre todo la novedad de reconocer tres errores personales, lo que no es nada común en un presidente de la Xunta. Es su forma de afrontar lo que Aznar denominó el “quinto aviso” para el PP, tras el fracaso de las catalanas, que se sumó a los de las europeas, andaluzas, municipales y autonómicas.

Con la remodelación Feijóo admite que se equivocó en enero de 2012 al nombrar como conselleira de Sanidade a Rocío Mosquera, pues ella no fue capaz de adoptar el mínimo perfil político que requiere el cargo. Asume que fue una equivocación fusionar las consellerías de Agricultura y Pesca a través de la absorción de la primera por la segunda, con una Rosa Quintana al frente que no logró hacerse con el control del campo, como se vio en la crisis de la leche, cuya existencia negaba en julio mientras Francia negociaba la solución que ahora trata de copiar España. Y por último Feijóo reconoce que su Gobierno reducidísimo, de ocho conselleiros, en su gran mayoría de bajo perfil, era demasiado pequeño, por lo que vuelve a haber diez carteras.

El presidente de la Xunta atiende el “quinto aviso” del que hablaba Aznar y reconoce tres errores: nombrar a Rocío Mosquera, fusionar Agricultura y Pesca y tener un Gobierno minimalista

Dentro de la apuesta por perfiles más políticos que técnicos, que ya había ensayado con el nombramiento de Román Rodríguez como conselleiro de Educación, Feijóo apuesta por dos alcaldes, los de Baiona y Melide, y un exalcalde, el de Ferrol. Se trata de un gesto con la célula básica del PP de Galicia, la de los mandatarios municipales, un colectivo en el que reinaba un malestar bastante profundo, como se puso de manifiesto en agosto en la comida de Rajoy con alcaldes en Mondariz-Balneario.

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