Opinión

Salvar 'A Fracha'

A caso una de las principales señas de identidad de la modernidad sea que estamos viendo o padeciendo (aquí cada cual que establezca el adjetivo que quiera) como muchos individuos se atreven a individualizarse sin complejos, dejando de lado a las otras personas que les rodean, incluso desechando su entorno más cercano, sin importarles en demasía las feroces variaciones del mismo.

Así pues, la modernidad no siempre va de la mano de una reacción progresista ni, por consiguiente, del bien común. Es más, si observamos el medio que nos encierra con ojos puramente estéticos, la modernidad ha transformado la naturaleza en una suerte de hormigones mal colocados y peor calibrados por la mano del hombre que, desde una postura la mayor de las veces económica, lo ha utilizado únicamente para codiciar riquezas materiales (véase el caso de las monstruosas edificaciones a lo largo el litoral español).

Al caso quiero citar la futura construcción de la autovía A-57, expuesta al público como la alternativa gratuita a la autopista AP-9. Lo que no se aclara como debiera a la ciudadanía es el coste medioambiental y social que esta cimentación puede tener para la zona por donde se erigirá. Como primer trastorno social, explicar que dividirá en dos pueblos como Pintos, al tiempo que se fragmentarán decenas de traídas de agua y acuíferos utilizados por los ciudadanos para consumo doméstico, las huertas y demás labores agrícolas.

Asimismo, esta obra traerá consigo un enorme e irreparable golpe medioambiental y paisajístico en la Sierra de A Fracha, un monte que posee unas vistas verdaderamente únicas a las Rías Baixas, y donde habitan especies preservadas, tales como la salamandra rabilarga y la Succisa Pinnafitida, planta incluida en el catálogo de especies en peligro de extinción a nivel peninsular.

La plataforma vecinal Salvemos A Fracha lleva luchando desde hace meses para que esta autovía no se convierta en una realidad y se queja ante la falta de dialogo por parte del Gobierno local de Pontevedra con los movimientos sociales y vecinos del rural. El pasado mes de abril esta plataforma entregó 20.000 firmas al Ministerio de Fomento pidiendo que se suspenda el proyecto, y a día de hoy siguen sumando firmas y apoyos incluso desde las redes sociales, donde ya son muchas las personas que ven este plan como "un despilfarro totalmente innecesario que arruinará el hábitat natural".

Y es que segmentar para progresar nunca ha sido optimizar, sino una variación atroz de nuestro ecosistema. Cuidar de los ambientes naturales y respetar el medio originario debiera ser una labor esencial para cualquier ciudadano, ya que algunos sentimientos meramente humanos mueren cuando las máquinas llevan a cabo su artificiosa faena.

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