Opinión

Conexiones

YO SOY de los que opinan que todo está interconectado. Ahora estornudo fuertemente y mañana a primera hora de la mañana le cae el moco encima a mi vecino del quinto. También soy de los que caminan sabiendo que los pasos están totalmente relacionados con los demás pasos, con las demás opiniones, con las emociones que revolotean a nuestro alrededor y que, sin duda, se nos van metiendo por los orificios de nuestros cuerpos imperfectos haciendo, a corto, medio o largo plazo, que dichos sentires influyan en los nuestros.

Porque lo que no se ve también interviene en nuestros actos de una u otra manera. Un cataclismo puede remover conciencias, al igual que un beso prolongado puede darle sentido al sin sentido de toda una vida (sobre) vivida en soledad. Así pues, cuando observo las consecuencias del desastre del Airbus A320 -yendo más allá de la fatídica pérdida de 150 vidas a causa de un gesto enloquecido y difícilmente comprensible- reconozco los severos dramas de esos familiares y amigos que continúan aquí, procurando un consuelo casi imposible y una explicación viable a un acto cobarde y delirante propiciado, al parecer, por un estado depresivo.

Albert Einstein aseguró poco antes de morir que los dos principales males del siglo XXI serían la hambruna y las enfermedades mentales. Creo que Einstein acertó de pleno. Esta «profecía» no justifica nada, por supuesto, pero puede darnos alguna respuesta a la sinrazón frenética que estamos sobrellevando en las sociedades teóricamente civilizadas. ¿Por qué hemos llegado al punto en que uno de los principales motivos de discapacidad sean las enfermedades mentales, fundamentalmente, la depresión? ¿Qué hemos hecho mal para llegar a este extremo de abismo interno? Y lo que es más importante, ¿no será acaso que el ser humano se ve muy bien «alimentado» de materialismo y no tanto de sensibilidad, algo que le dirige hacia el vacío existencial? Yo no tengo las contestaciones, únicamente planteo las preguntas ante una serie de hechos y circunstancias que son, sin duda, decadentes a la par que preocupantes.

Hay muchos muertos a diario… sobre todo existen decenas de miles de muertos en vida, interfectos que se expresan y que caminan a duras penas, que no poseen un vigor realmente vital que les otorgue sentido a sus vidas. Son seres que vagan de aquí para allá sin rumbo fijo, marcados por las manos incoherentes de un sistema que ha fallado, por mucho que nos digan lo contrario.

El desastre del avión de Los Alpes debiera hacernos recapacitar. Porque detrás de las sinrazones siempre hubo una cognición que tuvo lógica, aunque nosotros no seamos capaces de concebirla (por el momento).

Comentarios