Opinión

Mr. Spock

Leonard Nimoy ha fallecido la semana pasada, aunque sólo físicamente y de manera temporal, ya que su célebre personaje de Mr. Spock en la saga de Star Trek será recordado por siempre.

Leonard falleció a los 83 años en su casa de Bel-Air sin ser consciente de que ahora está más presente que nunca. De Mr. Spock siempre me llamaron la atención sus orejas puntiagudas, su forma de dialogar y su desmedida lógica. Spock es de esos personajes que se te vienen a la cabeza mientras esperas el bus y no tienes otra cosa que hacer que ver pasar el mundo delante de ti. Existen otros cientos de grandes personajes que les conceden a nuestra vida esa pausa tan necesaria, alejándonos de la realidad, del ruido impuro, de los problemas cotidianos (incluso abusivos)…

Que haya fallecido Spock es como decir que ha fallecido el oso de peluche con el que fuiste creciendo los primeros años de tu vida. Primero tu madre lo dejó (al oso) a tu lado en la cuna; enseguida y por pura inercia, resolviste muy inconscientemente chuparle la nariz y las orejas, hasta que con el paso de los años el oso superviviente a tus cosas de bebé se ve inmaculado todo él, menos, por supuesto, las orejas y la nariz, que son las partes de su cuerpo de tela que tú decidiste en su momento arruinar a base de mordiscos y babas, y también es una perfecta excusa para que ahora tu madre lo acabe tirando a la basura cual polichinela infecta.

Que haya fallecido Spock es como decir que ha fallecido el oso de peluche con el que fuiste creciendo los primeros años de tu vida.

Lo dicho, que la muerte de Leonard Nimoy es la muerte -o la desaparición- de nuestra propia infancia frente al televisor o frente a la gran pantalla. En esencia, esos son los momentos certeros de toda una vida, esas son las sensaciones que quedan, que realmente masticas cuando no hay otra cosa que poder llevarse a la boca. Y es que debería quedarnos claro que nada es tan importante como la impresión primera y el susto final. Es algo así como cuando se te planta el amor de tu vida en medio de tu día a día, y sin saber porqué y mucho menos el cómo, te quedas embobado observando su rostro tibio, blancuzco y desmedidamente hermoso.

Muere Spock y a mí se me ha muerto un poco la fantasía, qué quieren que les diga. «Sin seguidores, el mal no puede extenderse», expresó en una de sus películas. Porque aparte de su físico decididamente dispar, Spock también poseía la condición casi innata de resolver inconvenientes. Por lo demás, qué descanse en paz, en nuestra memoria. Y a ustedes, respetados lectores, sólo desearles «larga vida y prosperidad».

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