EL MEJOR febrero para el empleo desde el inicio de la crisis copa hoy titulares que se quedan en la lectura positiva de unos datos que reflejan que Galicia ganó cada día 150 cotizantes y restó 48 parados. Un pequeño avance en un mercado laboral que en siete años destruyó casi 159.000 puestos de trabajo y sumó 95.700 desempleados a las listas del antiguo Inem, lo que deja patente que queda mucho camino por delante para reparar los destrozos. Es lo que tiene hacer comparativas y medir evoluciones, que sale lo bueno y lo malo. En este caso, falta por ver si lo bueno va más allá de una recuperación puntual y se consolida en los próximos meses. La lectura negativa no se ciñe solo a la lentitud de la recuperación, sino a la letra pequeña de ese avance. La generación de empleo está marcada por la precariedad en las condiciones laborales, se focaliza en la construcción a las puertas de las elecciones municipales y excluye a las mujeres. Más allá de los números y el optimismo de los gobernantes, el cambio de verdad llegará cuando puedan percibirlo buena parte de los 4,5 millones de parados que hay en España y que no solo siguen sin encontrar oportunidades, sino que uno de cada dos carece de ingresos y subsiste sin ayudas.
