Opinión

La señora Villalobos

LA SEÑORA Villalobos, es una cachonda diputada del Partido Popular que ocupa, no se sabe muy bien porqué, el puesto de vicepresidenta del Congreso de los Diputados. Doña Celia que lleva en la Cámara Baja desde la época de Alarico I, fue también con el gobierno del presidente Aznar una jovial y alegre ministra de sanidad. Y es, desde aquellos tiempos, una fuente inagotable de inspiración de todos los periodistas y plumíferos que por España circulan mal que bien.

Doña Celia es una atípica militante popular con unas ideas y un pensamiento peculiar muy respetable pero un tanto estrafalario con relación a la ortodoxia que se respiraba en el partido de la calle Génova desde su fundación. Ortodoxia e ideas otrora firmes y que, algunas veces, se abandonan al vaivén de los acontecimientos y que hace que muchos votantes populares se cabreen y voten a regañadientes o se pasen a la opción de “Ciudadanos” que crece como la espuma entre el personal de centro derecha. No hay más que pisar un poco la calle; tomarse un café en la barra de un bar; coger un taxi o sentarse en una peluquería con la oreja puesta para darse cuenta de que el joven Rivera, que plantó y planta cara al separatismo catalán a pecho descubierto y sin complejos, goza cada día de un mayor predicamento entre la ciudadanía española. Y esto que lo ve cualquiera, tardan en asimilarlo algunos dirigentes populares que no salen, claro, del coche oficial y a quienes Mariano Rajoy tiene, diariamente, que despertar a patadas en el trasero de su feliz letargo. Un sueño profundo y una modorra colosal que los llevara a muchos de ellos, si no espabilan, a la cola del paro.

Con una imparable incontinencia verbal, Doña Celia ha pasado de la alcaldía de Málaga a la alta política sin que su facundia y verborrea hayan disminuido

Con una imparable incontinencia verbal, Doña Celia ha pasado de la alcaldía de Málaga a la alta política sin que su facundia y verborrea hayan disminuido como sería menester cuando uno ostenta semejante responsabilidad. Comenzó con aquello del medicamentazo, siguió con lo de las vacas locas y los huesos para el caldo y, ahora, la han pillado jugando con la Tablet al Candy Crush durante la intervención del presidente del Gobierno en el debate sobre el estado de la Nación y presidiendo ella misma la sesión. Una cachonda mental esta doña Celia.

La pusieron a parir por todos lados y las redes sociales se llenaron del famoso video de la diputada, Villalobos, meneando el pulgar arriba y abajo por la pantalla del artefacto, mientras el presidente Rajoy contestaba el plomizo, aburrido y repetitivo discurso del separatista catalán, a media jornada, Duran y Lérida. A doña Celia el asunto le importo un pito y al día siguiente siguió acariciando el aparato como si tal cosa. Mientras, un diputado socialista interrumpió el discurso de Rajoy desplegando una bandera andaluza no se sabe muy bien por qué y las chicas de Femen con las tetas al aire en los alrededores del Congreso intentando captar focos y dándole de palos a la Policía siempre paciente y considerada con estas señoritas. Es decir, un circo, esto del Debate del estado de la Nación. Un debate que, por cierto, gano el socialista don Pedro Sánchez, según los sesudos, objetivos e independientes comentaristas políticos celtibéricos. O sea, que lo gano Rajoy.

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