Opinión

Aquellos truchones

EN ESTE caso sí puede afirmarse que hubo tiempos pasados mejores. Nada que ver la actual y exigua cuota de capturas de truchas en los ríos de la provincia, como en casi todas partes, con la de hace veinte o treinta años, tanto por abundancia de piezas como por su tamaño. En los periódicos, aún se ven a veces pescadores exhibiendo sus piezas de uno o dos kilos para refrendar su gesta, ignorando tal vez que en otra época no muy lejana era lo cotidiano y solo se retrataban cuando el truchón pesaba diez, doce e incluso más kilos, como los que los que aparecían en La Hoja del Lunes para participar en el concurso que organizaba el desaparecido semanario, premiando precisamente los de mayor calibre. Eso quiere decir que la fauna piscícola afronta una regresión inevitable e imparable, degradante y galopante; incluso es posible que jamás se recupere. Los vertidos y otros contaminantes lo impiden, unido a que cada vez se repuebla menos y no se limpian los cauces de los ríos. La prohibición de comercializar las capturas no fue suficiente para frenar el declive, quizá también porque el furtivismo no se controla.

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