Ocurrió en la calle Isabel II, antes de enfilar la complicada curva con Charino, y supuso un pequeño parón. Eso sí, fue necesario utilizar una oportuna escoba para desenganchar el cable de la cruz y permitir que la procesión siguiese su camino. «Cuando no es aquí es el Viernes Santo en la Oliva, por donde pasan la imagen a gatas para no tropezar -criticaba una señora-. Ya han protestado en el Concello, pero hacen oídos sordos».
Fue la anécdota de la Procesión del Cristo de las Caídas, que volvió a reunir a un buen número de fieles -vecinos y turistas- en Pontevedra después del éxito logrado con su recuperación en 2014.
La comitiva partió a las 20.35 horas de la calle Sarmiento, a las puertas de San Bartolomé, a donde volvería unas dos horas después, y donde no faltó el cofrade que se tuvo que quitar el capirote para tranquilizar a un asustado niño. «¡Soy un señor!». La diputada provincial Ana Isabel Vázquez portó el pendón -en sustitución del presidente, Rafael Louzán, anunciado previamente- junto al presidente de la hermandad, Alfonso García Limeses. Detrás, el paso portado por los costaleros, los representantes de la Iglesia y una delegación de las demás hermandades de la ciudad con sus respectivos hábitos. Los coros de Excantores de los Institutos y Luis García Limeses interpretaron motetes en las tres paradas correspondientes a las tes caídas en la plaza de Méndez Núñez, en Tetuán -después de un momento de silencio y oración junto a la capilla de Las tres Gracias- y en la calle Laranxo. Hoy tendrá lugar la Procesión de Jesús Nazareno, a cargo de la Cofradía del Silencio.