"En 27 anos de servizo nunca loitei contra un lume igual ca este"

Con las llamas que, durante la madrugada del martes, amenazaron la aldea de Ernes, en Negueira, ya estabilizadas, una de las brigadas antiincendios que trabajó en la zona daba su visión de la tragedia que estos días calcinó parte de la provincia
Trabajos de extinción que se llevaban a cabo en la aldea de Ernes, en Negueira de Muñiz
photo_camera Trabajos de extinción que se llevaban a cabo en la aldea de Ernes, en Negueira de Muñiz

EL CANSANCIO de tres largos días luchando contra el fuego se reflejaba en el rostro, pero no en el ánimo, de los brigadistas que, a primera hora de la tarde de este martes, se afanaban en extinguir los focos que aún seguían activos cerca del núcleo de Ernes, en Negueira de Muñiz. Hombres curtidos en cientos de batallas contra las llamas y que prefieren mantenerse en el anonimato, pero que reconocían la excepcionalidad de la situación vivida durante las últimas 72 horas. "En 27 anos de servizo nunca loitei contra un lume igual", comenta uno de ellos, que sabe de primera mano que de no ser por la lluvia que cayó en la zona durante la madrugada del martes la situación hubiese sido todavía mucho más dramática.

Este incendio, que a última hora de la tarde de este martes se daba ya como estabilizado, se inició hace unos días en el municipio asturiano de Ibias para cruzar el lunes la frontera lucense tras coronar el monte Busbeirón. Ladera abajo, las llamas avanzaron a gran velocidad amenazando las casas y las vidas del casi medio centenar de vecinos que habitan la aldea de Ernes. "Se non chega a ser pola choiva, o lume non só se levaría as casas senón que as lapas houbesen chegado ata a mesma beira do encoro", destaca este mismo brigadista, que no obstante reivindica el trabajo hecho por él y sus compañeros durante estos días.

"Doe ler ou oir nalgúns medios que a choiva e a Unidade Militar de Emerxencias (Ume) son os que extinguiron os lumes que estes días arrasaron Galicia, cando a realidade é que as brigadas levamos xornadas enteiras traballando, sacando forzas de onde non as hai e loitando sen apenas ferramentas contra unha situación especialmente tráxica. Que ninguén se esqueza que os medios da Ume chegaron ao final, cando xa todo estaba controlado e que quen realmente nos metemos no medio do monte, co lume rodeándonos somos nós", denuncia este hombre, mientras sus compañeros asienten.

La brigada que este martes atendía el fuego de Negueira de Muñiz estaba formada por parte del personal de las dos con las que cuenta A Fonsagrada. "Facémolo así porque nalgún momento temos que descansar, porque estes días foron moi intensos. Facemos turnos de oito ou nove horas e descansamos doce, senón non hai corpo que aguante", explican.

Pero para estos trabajadores, que estos días atendieron otros incendios en otros muchos puntos de la provincia, como A Pobra do Brollón o Cervantes, lo más duro no es el exigente trabajo físico, el humo irrespirable del terreno calcinado, los repentinos cambios de viento o el propio riesgo al que exponen sus vidas en cada una de sus actuaciones. "O máis duro é cando lle tes que dicir a alguén que abandone a súa casa e todas as súas pertenzas, porque non imos poder salvarllas do lume", afirma otro de los brigadistas, en referencia a algunos de los virulentos focos en los que tuvo que actuar en Cervantes.

Y mientras enlazan sus historias, como la de esa en Vilarello (Cervantes), en la que rápidamente se tuvieron que subir al tejado de una casa para retirar la parte de la cubierta que había empezado a arder, mientras otros compañeros salvaban un tractor y liberaban al ganado que en el establo parecía ya sentenciado a muerte, estos incansables héroes siguen realizando su labor, pisando un terreno humeante que abrasa los pies, con el sudor negro mezclado en ceniza bajando por sus rostros y gritando por unos metros más de manguera que les permitan llegar a unas llamas que aún se resisten unos metros ladera abajo. Y todo, mientras se empapan en esa lluvia colaboradora que, repentinamente, les cae desde la cesta del helicóptero de apoyo.

Cuando por fin se detienen para reponer fuerza y respirar algo de aire fresco, toca el momento de reflexionar. "Que imos pensar. Quen fai isto está tolo", afirma uno de estos hombres. Mientras que a su izquierda otro sentencia que, "o que sucedeu estes días en Galicia debería marcar un antes e un despois. Esta vez non foron demasiados focos, no peor dos casos como foi o de Cervantes só foron dous ou tres, que se viron potenciados ao producirse nun deses días que se daba a fórmula do 30", es decir, vientos de más de 30 kilómetros por hora, más de 30 grados y más de 30 días sin lluvia.

Otro miembro del efectivo también apunta hacia el despoblamiento del rural como causa del desastre, "o monte está abandonado, non se cultiva e coa maleza as lapas esténdense rapidamente. Con só limpar 100 metros ao redor das casas, ningunha delas houbese estado en perigo", indica.

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