¿Qué es lo que está pasando en Galicia? ¿Por qué una zona tan acostumbrada a la lluvia sufre una de las mayores sequías de su historia?
Toda esa precipitación que habitualmente caía por aquí se está yendo más al norte, porque tenemos una situación de anticiclón que bloquea toda esa llegada. Por eso seguimos sin lluvia.
¿Qué previsión hay a corto plazo?
Octubre va a ser así, cuando en Galicia es un mes de lluvias.
¿Y a medio/largo plazo?
El pronóstico a medio plazo indica que noviembre y diciembre, que no son meses tan lluviosos normalmente, sí que se esperan con algo más de agua de lo que refleja la media histórica. Hay esperanzas de que se pueda balancear, de que se pueda equilibrar este déficit hídrico de cara a Navidad.
Es decir, que los embalses recuperarán un poquito la forma.
Eso es. Se prevé que la anomalía de precipitación para noviembre y diciembre sea positiva. Se da entonces una contraposición entre un octubre mucho más seco y unos meses posteriores algo más húmedos.
¿Responde esto a algún tipo de ciclo o tendencia?
No obedece a ningún ciclo, es la propia naturaleza del clima. Lo que sí se empieza a detectar es que los episodios extremos son cada vez más frecuentes. Y un episodio extremo no solo es una tormenta fuerte o un temporal, también lo es una sequía o una ola de calor. Realmente es una mala noticia.
¿Podría decirse, entonces, que esta sequía es una consecuencia directa del cambio climático?
No se puede relacionar un evento concreto con el cambio climático, pero los científicos admiten que estos casos son su consecuencia. En Galicia no estamos acostumbrados a esa escasez de agua que se da más al sur.
¿Cree que ha de darse un cambio de mentalidad?
Estoy completamente seguro de que sí. Como siempre hemos tenido mucha agua, la propia tierra la drena de manera muy rápida, y nosotros mismos no tenemos ese uso un poco más contenido como pueden tener en otras zonas de España. Hay que usarla de una manera mucho más racional.
¿Qué medidas se tomarán?
Estamos en la fase de adaptación al cambio climático. Una de las cosas que ya están haciendo en otras zonas de España es adaptar las cosechas, haciendo que tengan unos estreses hídricos más fuertes.
