500 vecinos y solo una señal vertical en dos kilómetros de recorrido

El tramo en el que un hombre perdió la vida hace seis días carece de pasos de peatones, aceras, espacio en los arcenes y elementos limitadores de velocidad ►Los vecinos, hartos de correr para poder cruzar, reivindican medidas de seguridad para su vida diaria
Una instantánea del tramo interurbano de Avenida de Portería, en el límite de Poio con Sanxenxo
photo_camera Una instantánea del tramo interurbano de Avenida de Portería, en el límite de Poio con Sanxenxo

Un tramo de más de dos kilómetros, que discurre por el medio de un núcleo con gran densidad de población y que solo dispone de una señal vertical de limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora en todo su recorrido hacia Sanxenxo.

Así es el trayecto por el que circulaba el coche que hace seis días atropelló a dos peatones en la zona de Avenida Portería, en Raxó, antes de volcar, causando la muerte a uno de ellos.

El colectivo ciclista Pedaladas señaló un día después del accidente, a través de su portavoz, Quique Pérez, que las condiciones de esta zona para la conducción y para los ciclistas y los peatones hacían que «no fuese de extrañar» un siniestro de estas características.

Pero, ¿cuáles son los principales problemas de este tramo, denominado Avenida de Portería, que discurre por una zona casi urbana?

Un simple recorrido a pie por la zona, durante no más de diez minutos, permite hacerse una composición de lugar de lo que es aquí la convivencia con la PO-308.

Este vial, por el que en invierno transitan unos 20.000 coches al día, tiene, sobre el callejero, el nombre de Avenida Portería, pero muy pocos de sus elementos recuerdan a una vía principal en la que confluyen otras locales. Al revés, la carretera, pese a discurrir rodeada de casas y edificios de dos alturas, no dispone ni de aceras, ni de arcenes suficientes para el paso de los peatones. Las incorporaciones desde las pistas locales se producen en pendiente, y desde callejuelas estrechas y sinuosas que carecen de visibilidad para la incorporación.

El tramo forma parte del trazado de Raxó considerado vía interurbana, a pesar de la gran cantidad de población que reside en la zona y de la proximidad de las casas.

Esto condiciona, entre otras cosas, la reducción de velocidad. Los coches no tienen por qué pasar por aquí a menos de 50 kilómetros por hora. La obligación, sin embargo, parece que puede olvidarse con facilidad, pues la única señal de prohibición vertical se encuentra en la salida de la zona urbana, a 1,3 kilómetros. En el trayecto solo otra señal horizontal ya casi borrada recuerda que hay una limitación para esta zona. Los vecinos reconocen que pocos coches cumplen la norma de circular como máximo a 50 kilómetros por hora, pero esta carencia resulta más peligrosa por la ausencia de aceras y arcenes. Los vehículos y motocultores se aparcan impunemente en el poco espacio que hay, de modo que, cuando van de una casa a otra, o para tirar la basura, en ocasiones se ven obligados a pisar el arcén para avanzar.

¿GIRAR A LA IZQUIERDA? Otra de las cuestiones que extrañan, tratándose de una zona interurbana, es la existencia de líneas discontinuas en el centro de los carriles. En esta zona está permitido girar a la izquierda como si se tratase de un punto urbano, cuando la maniobra está desaconsejada para estos viales y las velocidades rebasan de facto los 50 kilómetros por hora.

Al carecer de pasos de peatones, los vecinos se las apañan para cruzar corriendo a todas horas. Incluso cuando hay menos luz, o a mediodía, cuando hay más tráfico y este circula a más velocidad. También los niños, pues en la zona hay un par de metros reservados para el transporte escolar, y los mayores, que no tienen otra vía para ir a dar un paseo.

La situación contrasta con la de la misma carretera a unos kilómetros, en Dorrón, Sanxenxo, donde hay aceras a ambos lados, señales de limitación de velocidad, pintado horizontal y refuerzos luminosos.

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