Pedro Corsino: "Puedes ver muy bien y estar legalmente ciego por glaucoma"

El jefe de Oftalmoloxía del CHOP lleva más de tres décadas volcado en la investigación y tratamiento del glaucoma, también llamado "ladrón silencioso, porque te roba la vista y no te enteras"
Pedro Corsino Fernández Vila
photo_camera Pedro Corsino Fernández Vila

SU DESPACHO está repleto de publicaciones escritas de su puño y letra acerca del glaucoma. Pedro Corsino es una eminencia en este terreno y, aunque lleva desde los años 80 dedicado casi en exclusiva al tratamiento de esta enfermedad, sigue hablando con entusiasmo de todo lo relacionado con ella.

Para empezar, ¿en qué consiste esta dolencia?

El glaucoma es una enfermedad que se caracteriza porque en la práctica totalidad de los casos hay un aumento de la presión dentro del ojo (provocado por una incorrecta fluidez del líquido acuoso) que daña el nervio óptico. El nervio tiene cerca de un millón de fibras que conectan el ojo con el cerebro y el glaucoma produce que esas conexiones se vayan cortando. Como consecuencia, el paciente pierde determinadas zonas del campo visual. Puede conservar perfectamente la agudeza, que es la capacidad de ver con nitidez objetos a larga distancia, pero va perdiendo trozos del campo visual, que es la porción del espacio que vemos cuando miramos a un punto fijo. Al final se llega a una visión que se conoce como cañón de escopeta, porque se ve como a través de un tubo. En definitiva, puedes ver muy bien, pero estar legalmente ciego por glaucoma. De hecho, es la segunda causa de ceguera irreversible, porque todas las conexiones que se pierden no se recuperan.

Porque el glaucoma no tiene cura a día de hoy...

No. Si tenemos una agudeza visual de diez y perdemos siete por una catarata, al operar recuperamos los diez. Pero en el campo visual del glaucoma, si tenemos diez y perdemos seis, todo lo que podemos hacer con procedimiento médico, láser y cirugía, es para conservar los cuatro que quedan. Los seis perdidos no los recuperamos, de ahí la importancia vital del diagnóstico precoz.

¿Hay algún detonante que influya a la hora de desarrollar esta enfermedad?

Básicamente hay dos tipos de glaucoma. Unos son los primarios, que aparecen espontáneamente y que muchas veces están condicionados genéticamente, por eso los familiares directos de pacientes con glaucoma están obligados a vigilarse, porque tienen un riesgo que se multiplica por diez. Luego están los glaucomas secundarios, que surgen por complicaciones en pacientes diabéticos, a causa de inflamaciones oculares , cirugías complicadas, corticoides.. No obstante, nunca hay síntomas en el glaucoma habitual. La tensión sube, empieza a dañar el nervio y el paciente no nota absolutamente nada. A lo mejor hay un 40% de pacientes que llega por primera vez a la consulta con pérdida de visión o con prácticamente ceguera legal en un ojo. En la agudeza visual es más fácil darse cuenta de que se pierden capacidades, pero en el campo visual es muy difícil que la gente perciba que pierde espacios. Lo nota cuando ya tiene una pérdida muy importante. La mayor parte lo descubre en una exploración casual, por eso al glaucoma se le llama el ladrón silencioso, porque te roba la vista y no te enteras.

Teniendo en cuenta esto, ¿qué recomendaciones lanza a los pacientes?

A partir de los 40 años se debería hacer un control anual, pero no solo de la presión ocular, sino también del nervio óptico, porque hay pacientes con presión normal que desarrollan un glaucoma.

¿Esos controles se deben hacer a través de la Seguridad Social o en ópticas?

A través de la Seguridad Social. Las ópticas disponen de tonómetros, pero están sujetos a errores y pueden dar una falsa seguridad en algunos casos y alarmar de más en otros.

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