El paso de peatones borrado en 2010

Una isleta y reductores de velocidad en el semáforo para peatones previsto en el cruce de A Salinas

La Xunta prevé iniciar la actuación en As Salinas una vez finalice el verano, cuando disminuya el tránsito de vehículos
Un grupo de bañistas atravesando la carretera PO-308, a la altura del lugar de As Salinas
photo_camera Un grupo de bañistas atravesando la carretera PO-308, a la altura del lugar de As Salinas

La Consellería de Infraestruturas e Vivenda prevé acometer la instalación del semáforo para peatones en A Lanzada, a la altura del cruce de As Salinas, en plena PO-308, una vez finalice el verano. Aunque en un primer momento la Administración autonómica se planteó llevar a cabo las obras antes del inicio de la temporada estival (se llegó a hablar del mes de julio como fecha límite), finalmente habrá que esperar, como mínimo, hasta finales de septiembre para que esta actuación, demandada por colectivos vecinales y grupos políticos desde hace años, se haga realidad.

Aunque el proyecto todavía no ha sido presentado oficialmente, ya se conocen algunos detalles del mismo. Por ejemplo, la Xunta de Galicia corrobora que, además de la dotación del semáforo, también se habilitarán las correspondientes señales de preaviso. Asimismo, está prevista la instalación de una isleta y de reductores de velocidad. El objetivo es garantizar al máximo la seguridad de los peatones que atraviesen el vial, especialmente durante el verano, cuando miles de bañistas acuden habitualmente a A Lanzada. Una estampa habitual en la época estival es ver a vecinos y veraneantes cruzando la calzada, a pesar de que el vial no dispone en este tramo de un paso para viandantes.

PASO SUBTERRÁNEO. La instalación del semáforo con pulsador descarta definitivamente la construcción de un paso subterráneo en As Salinas. Cabe recordar que esta fue la propuesta que presentó el Concello de Sanxenxo a la Consellería de Infraestruturas a principios de 2017. La iniciativa, impulsada por el anterior Gobierno local, supondría un coste de unos 200.000 euros aproximadamente y contaba con el visto bueno del Departamento de Conservación da Natureza, requisito indispensable para que las obras se pudiesen hacer realidad. La intención del tripartito era conectar este paso subterráneo con el camino secundario de A Revolta y con el paseo de madera que discurre paralelo a la playa de A Lanzada. La infraestructura incluiría rampas laterales para cumplir los requisitos de accesibilidad que contempla la normativa actual.

Otra posibilidad que se contempló en su día fue habilitar un paso elevado. Sin embargo, esta opción quedó rápidamente descartada, al encontrarse en una zona de protección especial de la Rede Natura. El impacto visual y ambiental de esta actuación fue una de las razones que llevaron a los técnicos a decantarse finalmente por el semáforo.

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