David Añón, único goleador

Puesta en escena gris del Pontevedra CF

En la última década, empezar bien la liga ha sido sinónimo de disputar la promoción de ascenso
Víctor Mongil se lamenta tras finalizar el encuentro ante el Rápido, que finalizó con victoria por dos goles a uno a favor del conjunto boucense
photo_camera Víctor Mongil se lamenta tras finalizar el encuentro ante el Rápido, que finalizó con victoria por dos goles a uno a favor del conjunto boucense

Siempre es importante empezar la liga con buen pie para que el equipo gane rodaje y confianza sobre el césped. Un comienzo positivo, con resultados favorables y un equipo que deja buenas sensaciones en el campo, augura una temporada fructífera.

El Pontevedra, veterano de la categoría de bronce, sabe bien lo que es llegar a lo más alto y, a su vez, qué se siente al tocar fondo. No existe una ‘receta del éxito’ que garantice buenos resultados, pero sí que hay factores condicionantes que pueden ayudar a lograrlo. Y un buen comienzo es uno de ellos.

Exceptuando la temporada del descenso a Tercera, siempre que el conjunto granate consiguió puntuar en las dos primeras jornadas terminó disputando la promoción de ascenso. Siete de las últimas once participaciones del Pontevedra en la tercera categoría del fútbol español contaron con el atenuante de jugar la promoción de ascenso. Salvo en una ocasión -en la que los granates obtuvieron tres de los primeros seis puntos-, siempre había comenzado la liga sumando en sus dos partidos de estreno.

El mayor triunfo de todos llegó en la temporada 2003/04, cuando el equipo finalizó primero en liga y regresó a la división de plata más de dos décadas después. Una de las claves del éxito fue comenzar la competición de la mejor manera posible. Los granates ganaron sus tres primeros encuentros y empataron en los tres siguientes, logrando una sólida base que dio confianza a la plantilla.

La primera victoria en Segunda se demoraría hasta la cuarta jornada, en una campaña en la que el Pontevedra se vería abocado a un nuevo descenso. Cuatro años después, al término de la 2008/09, el conjunto granate quedaba desplazado hasta la duodécima posición después de haber participado en seis promociones consecutivas en Segunda B. Aquella temporada, los granates empezaron la liga con un rendimiento irregular y un único triunfo en sus primeros tres compromisos.

Otro ejemplo claro es el de la pasada campaña. El Pontevedra debutó con un empate ante el Guijuelo y venció en la segunda jornada al Mutilvera en Pasarón. Por el momento, el conjunto granate no ha podido estrenar el casillero al haber caído ante Celta B y Rápido de Bouzas con idéntico resultado (1-2). En ambos encuentros, el equipo rival estrenó el marcador. Los de Luisito han mostrado demasiadas carencias, tanto a nivel defensivo como en la conducción del balón.

Por el contrario, la experiencia de la temporada 2000/01 -en la que el Pontevedra acabó tan solo dos puntos por encima del descenso- refuerza esta teoría, ya que los granates no conocieron la victoria hasta la sexta jornada de competición, después de empatar dos encuentros consecutivos y perder los tres primeros.

No obstante, existe un antecedente reciente que demuestra que un mal debut puede siempre sacarse adelante. Hace dos temporadas, en el regreso a Segunda B, el Pontevedra también perdió sus dos primeros partidos -ante Guijuelo y Cacereño-. Con todo, el equipo de la Boa Vila pronto levantó cabeza y acabó la liga ocupando una meritoria novena plaza, muy cerca de la zona más alta de la tabla.

Aún es pronto para alarmarse dado que la liga no ha hecho más que empezar y hay tiempo todavía para encaminar la situación. El siguiente test se celebrará el miércoles, y supondrá el debut en Copa ante la Gimnástica Segoviana, club que se estrena en Segunda B. Otro recién ascendido, el Cerceda, será el rival que reciba al Pontevedra el próximo fin de semana.

Los de Luisito deberán aprender de los errores que han abocado al equipo a la derrota en Barreiro y Pasarón y empezar a levantar cabeza. No cabe duda de que será una temporada muy complicada, pero este Pontevedra tiene todavía mucho margen de mejora.

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