¿Dónde tiramos la basura?

El rastro de despojos tras el concierto de Juan Magán fue similar a los de los días de Peñas ►Las causas, la ausencia de civismo y de contenedores
Estado en el que quedó la Praza de España tras el concierto
photo_camera Estado en el que quedó la Praza de España tras el concierto

La imagen de las calles de la Boa Vila convertidas en un basurero son habituales desde hace años tras el paso de cientos de jóvenes al compás de una ficticia celebración paralela a las corridas de toros. La rápida intervención de los operarios de Ferrovial (la empresa concesionaria del servicio de limpieza en Pontevedra), que se multiplican en plena madrugada para dejar presentables calles y plazas del centro histórico, evita que las imágenes se aprecien al día siguiente, pero en las horas posteriores a los eventos, en los que parecer valer todo (ya no solo el consumo de alcohol en la vía pública por parte de adultos, sino también de menores), el estado del centro de la ciudad no necesita comentarios.

Sin embargo, una imagen que parecía asociarse solo con las conocidas Peñas se está extendiendo al resto de las jornadas de las Festas da Peregrina. Un claro ejemplo de ello se vivió el lunes tras el multitudinario concierto de Juan Magán, que dejó la Praza de España repleta de botellas de plástico, de vidrio (de whisky, ginebra, cerveza...), y una cantidad de desperdicios imposible de absorber por las papeleras ubicadas en las inmediaciones, con capacidad para recolectar la basura del día a día, pero no para asumir las toneladas de objetos que genera la presencia de una masa que, al menos en parte, tiene una total ausencia de escrúpulos a la hora de dejar su rastro donde le place.

LAS CAUSAS. La principal causa de que esta situación se reproduzca cada día durante las fiestas grandes de la ciudad es la ausencia de civismo por parte de un gran número de personas de todas las edades.

Sin embargo, las fotos captadas por este periódico dejan claro que existe un número indeterminado de personas que sí intentan dejar sus desperdicios en los lugares correspondientes, las citadas papeleras, que se ven desbordadas y que acaban convertidas en una suerte de totem de basura, a la espera de la llegada de la caballería de Ferrovial.

Voces del tejido vecinal de la ciudad apuntan, además de a un mayor control de las prácticas de algunas de las personas que participan de la fiesta, la posibilidad de instalar contenedores extra en los lugares de mayor afluencia de público (la Praza de España en días de concierto y las plazas del Teucro y la avenida de Santa María en Peñas), con el único propósito de facilitar la tarea a las personas que intentan dejar los desperdicios en el lugar apropiado. La única posibilidad que tienen ahora mismo es llevarse la basura consigo hasta encontrar un lugar en el que alojarla (que sería lo deseado pero no es lo habitual).

Una segunda reclamación por parte de los vecinos tiene que ver con la ausencia de servicios públicos portátiles para evitar que algunas calles del casco viejo se conviertan en urinarios, una solución de urgencia que, al igual que la de los contenedores, se aplicaría solo en los días en los que se espera una mayor afluencia de personas en lugares concretos.

El tercer problema son los ruidos, un asunto de más difícil solución teniendo en cuenta que las fiestas se celebran en pleno centro de la ciudad. En este caso, a diferencia de los anteriores, es un inconveniente con el que tienen que lidiar los vecinos de cualquier villa de España durante sus fiestas de verano.

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