Conozca a un perro guía

No es una mascota; sus ojos son los ojos que me facilitan el día a día
El autor del reportaje, David Fernández, con su perro guía, Diesel, por el centro de Pontevedra
photo_camera El autor del reportaje, David Fernández, con su perro guía, Diesel, por el centro de Pontevedra

Actualmente existen en España 1.000 perros guía que acompañan a personas ciegas en su vida cotidiana, facilitándoles su autonomía y movilidad. No sería posible disponer de ellos sin la colaboración de la Once y los acuerdos que ésta tiene con otras escuelas a nivel mundial, entre ellas Leader dog for the blind, en Estados Unidos.

Estos maravillosos animales acompañan a miles de personas por todo el territorio español. Un perro guía pasa por dos grandes etapas. En la primera de ellas, una familia voluntaria se encarga de socializar a un cachorro que la escuela le entrega con dos meses de edad.

Esta socialización consiste en adaptarlo a lo que será su día a día de por vida: acceder a establecimientos, transportes, escaleras mecánicas, ascensores y, sobre todo, saber comportarse en estos lugares. Aproximadamente un año después regresan a la escuela, donde empiezan a formarse como perros guías. En la segunda etapa, un instructor se encarga de enseñarles a esquivar obstáculos, localizar pasos de cebra, puertas, escaleras, ascensores y asientos. Este proceso dura aproximadamente cinco meses, dependiendo de las necesidades del perro.


Diesel y yo llevamos ya seis años juntos, siendo dos en uno solo, un proceso paulatino y que precisó de mucha paciencia


Por todas estas fases ha pasado Diesel, un labrador retriever que hoy por hoy es un perro guía graduado de ocho años de servicio a su lomo junto a mí, David Fernández Rey. Después de que en el año 2000, con once años, una negligencia médica me provocase la pérdida de la visión, se ha convertido en la luz de mis ojos cada día.

Tras haber cursado la carrera de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, hoy por hoy estoy realizando las prácticas en la redacción de Diario de Pontevedra, ejerciendo como periodista, una labor que compagino con mis hobbies: el atletismo en las modalidades de lanzador de peso y de disco, en las que he conseguido con 13 años varios campeonatos menores de España, el récord nacional júnior o el campeonato interautonómico de clubes; y las redes sociales, como bloguero.

Diesel y yo llevamos ya seis años juntos, siendo dos en uno solo, un proceso que tiene que ser paulatino y con mucha paciencia, porque el perro se tuvo que acoplar a mí y, por suerte, lo logramos. Durante un mes estuvimos en la escuela junto a otros compañeros y compañeras con el mismo fin. Durante ese tiempo nos enseñaron cómo sería nuestra cotidianeidad con nuestro fiel amigo, desde el cepillado hasta las órdenes, pautas y consejos. Porque el perro guía no es una mascota, es mis ojos, y un descuido ocurrido sin querer puede provocarle daños a él o a mí.

Entre las normas que debemos seguir está la de no permitir que mientras está trabajando juegue con otros perros o se le acaricie, porque esto puede provocar distracciones y que nos choquemos. Además, está taxativamente prohibido que cualquier persona que no sea yo le dé cualquier tipo de alimento.

Él tiene sus horas para hacer sus necesidades y divertirse, como cualquier otro perro, y precisa de una alimentación adecuada porque, de no tenerla, puede sufrir algún mal estomacal.

Diesel, como el resto de animales de la faz de la tierra, no tiene un GPS, con lo que el camino lo tengo que conocer yo y en caso de dudas suelo preguntar, así que, para ahorrarnos tiempo y problemas, intenta ser conciso con las señales. Dinos gira a la derecha o izquierda y, si nos quieres ayudar, sitúate siempre en el lado opuesto a él para no interferir en su trabajo.

Entre las tareas diarias con mi campeón están la de ir de compras, subir a transportes públicos y visitar lugares de ocio, porque el Real Decreto 3520/1983 nos ampara para tener libre acceso a ellos.

Diesel está entrenado para comportarse de forma adecuada en cualquier sitio y no es agresivo. Tampoco descuidamos su higiene y salud. Tiene que acudir al menos una vez al mes al veterinario para control de peso y revisión general, además de hacerle analíticas semestrales obligatorias, vacunarlo y desparasitarlo tanto interna como externamente cada tres meses. Porque así se nos obliga por ley y porque, como para cualquier ser humano, la salud es muy importante. Cumpliendo esas normas básicas, tanto para ti como para nosotros, todo será mucho más fácil.