PERFIL. Daniel El Loco Barrera, el sucesor de Pablo Escobar

Dominó el narcotráfico a nivel mundial desde 1998 hasta 2010, cuando fue detenido en Venezuela ►La DEA cree que desde entonces sigue moviendo los hilos desde la prisión de Florida
Daniel 'El Loco' Barrera
photo_camera Daniel 'El Loco' Barrera

Daniel El Loco Barrera era el número dos de la lista de las personas más buscadas del planeta cuando era encabezada por Ossama Bin Laden. Eso da una pequeña idea del poder de una persona capaz de despachar una media de 5.000 kilos de cocaína al mes entre 1998 y 2010, una época en la que la producción no era ni de lejos la que es hoy, tras el brutal incremento reflejado por el último informe elaborado por las Naciones Unidas.

Barrera se hizo un nombre a través de sus excelentes relaciones con las FARC, llegando a convertirse en su principal cliente en la época en la que la guerrilla y el Gobierno colombiano estaban en pleno conflicto armado. A partir de ahí, aprovechó los problemas (y los seguimientos policiales) que sufrió Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán, para hacerse con el control del tráfico de cocaína entre Sudamérica y Estados Unidos. El narcotraficante, que actualmente cumple una condena a 35 años de prisión en la cárcel norteamericana de Coleman, en Florida, tiene a sus espaldas un historial plagado de violencia, habiendo encargado, según la Policía, innumerables homicidios para hacerse con el control de lucrativo negocio en distintos puntos de Sudamérica.

El Loco Barrera se vinculó en una sola ocasión con el narcotráfico en Galicia. Fue en 2007 en el marco de la operación Destello, cuando fue detenido Germán Sánchez Rey, alias Coletas, considerado por entonces su número dos. Coletas, que curiosamente fue detenido por los agentes del Grupo de Respuesta Especial Contra el Crimen Organizado (Greco) de la Comisaría de Pontevedra en abril de 2016, formaba parte de uno de los seis grupos criminales que fueron desarticulados en la citada operación Destello y en la que también cayó parte del clan de Los Pasteleros, si bien no todos sus miembros terminaron siendo procesados por motivos que a día de hoy no han quedado lo suficientemente acreditados.

Sin embargo, de aquella aparición fugaz a la orden de inundar el mercado español con cocaína a través de Galicia hay una gran diferencia. Aunque no se descarta que de aquellos polvos vengan estos lodos (es costumbre entre los cárteles mantener viejas relaciones con grupos gallegos y retomarlas cuando lo creen oportuno), el escenario actual es diferente. La sobreproducción de cocaína (lo que provoca un gran excedente de mercancía), unas FARC desmilitarizadas y dedicadas en exclusiva al lucrativo negocio y una serie de reformas legislativas a nivel europeo que no le dejan demasiado margen de maniobra a las autoridades policiales han hecho que Barrera haya decidido apostar por las Rías Baixas como destino preferente, o eso piensa al menos la inteligencia norteamericana.

Su hombre de confianza en Bogotá, alias Nacho Molina, tiene un punto en común con él: su capacidad para trabajar sin levantar demasiado revuelo. Nacho no está procesado pese a que se le considera desde hace años el brazo armado de Barrera. El Loco hacía uso de al menos tres documentos de identidad distintos cuando fue detenido por última vez en Venezuela. Tenía el rostro cambiado (se dice que varias operaciones de cirugía estética le sirvieron para seguir ocultándose) e incluso se había quemado los dedos para invalidar su huella dactilar.

Tiene, además, el poder suficiente como para seguir dando órdenes. Se encuentra en una prisión de seguridad media de Estados Unidos, lo que, según la DEA, le permite comunicarse con letrados que a su vez transmiten sus directrices a personas de su máxima confianza. Uno de los últimos pasos que dio fue apostar por Galicia, ubicándola en una de las peores situaciones de su historia reciente.

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