"El 1 de octubre no habrá choque de trenes: uno quedará en vía muerta"

El presidente de la Generalitat asume las consecuencias de realizar la consulta porque "desertar de la democracia" tiene costes mayores
Puigdemont durante su intervención en el acto político 'Garantías para la democracia: Por un referéndum legal, efectivo y vinculante' en Barcelona
photo_camera Puigdemont durante su intervención en el acto político 'Garantías para la democracia: Por un referéndum legal, efectivo y vinculante' en Barcelona

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha afirmado este martes que el 1 de octubre, cuando el Govern prevé celebrar el referéndum de independencia, no habrá choque de trenes Estado-Generalitat, sino que "uno de ellos quedará en vía muerta, en la del statu quo, y otro continuará la marcha".

Lo ha dicho en el acto Garantías para la democracia en el Teatre Nacional de Catalunya para explicar detalles del proyecto de ley del referéndum, en que también ha participado el vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras; el presidente y la portavoz de JxSí en el Parlament, Jordi Turull y Marta Rovira, y el diputado del grupo Lluís Llach.

Puigdemont ha advertido de que será un voto "decisivo, que cambiará cosas y que es la herramienta, probablemente la única, transformadora de los cambios" que quieren los catalanes, tanto los que apuestan por el 'sí' como los del 'no' a la independencia.

Se ha erigido junto con su ejecutivo como garante de que los catalanes votarán, como la herramienta que lo hará posible, también para los que apuesten por el 'no' a la independencia: "¿Quién se lo garantizará? ¿Rajoy? ¿El Estado? Les están diciendo que no pueden votar".

Ha destacado que los aspectos clave del referéndum serán la participación y el resultado, dos variables que ha afirmado que no dependen de ningún poder, ley ni institución: "No hay ningún Estado español que pueda frenarlo. Pueden ir contra los poderes públicos, representantes o empresas privadas, pero ninguna actuación del Estado puede ir contra las personas".

Asegura ser consciente de que el proyecto que lidera pueda tener consecuencias y riesgos, "pero desertar de la democracia, rendirse y resignarse tiene un precio más alto y duradero" que cree que también pagarían las generaciones futuras.

Puigdemont considera que las consecuencias de impulsar un referéndum unilateral generan respeto y que ese respeto es "legítimo", después del cese el lunes del ya exconseller Jordi Baiget por manifestar dudas en torno al 1-O.

Pese a las consecuencias, considera que renunciar al referéndum o no conseguir que los ciudadanos crean que es una herramienta valida será aceptar "la falta de separación de poderes" que atribuye al Estado.

"El referéndum es la garantía de que todas las personas podrán expresarse libremente y de que su voto decidirá. Lo único que no puede cambiar nada es no hacer nada, no votar nada, no proponer nada", y se ha comprometido a que el Govern hará todo lo posible para expresar que la democracia es decidir.

En ese sentido, ha explicado que votar supondrá un cambio incluso si gana el 'no' porque será "un voto soberano sobre la pertenencia a España".
Durante el acto, se ha referido a las urnas del referéndum y ha dicho que "algunas de ellas" son las urnas de metacrilato colocadas sobre el escenario, pese que el concurso para homologar empresas fabricantes de urnas que abrió el Govern quedó desierto.

Al acto han asistido la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, los miembros del Govern, los diputados de JxSí –todos ellos compartiendo el acto desde el escenario–, la mayoría de diputados de la CUP, los presidentes de ANC, Òmnium y AMI –Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Neus Lloveras–, alcaldes de ayuntamientos de JxSí, el expresidente Artur Mas y el exalcalde de Barcelona Xavier Trias, que han sido recibidos con gritos de 'independencia' del público.

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