SOCIO FUNDADOR del Club Financiero Atlántico, Mariano Gómez-Ulla se ha propuesto explicar qué es la entidad para dejar claro que ni se dedica a la Bolsa ni es "un club de ricos", aunque Amancio Ortega desayuna allí y entre sus otros 300 socios están "empresas importantes" de A Coruña. Y esa lista está creciendo, con el propio club encargado de la explotación —tras declararse en concurso en 2014 la empresa que tenía la concesión para gestionar las instalaciones— y superado el tiempo en que "no funcionaba".
¿Qué ofrece el club a los socios?
Esto es un lugar de encuentro de empresarios. Quien venga puede conocerlos de cualquier sector. Nuestros socios montan aquí reuniones de trabajo, pero también el club organiza encuentros, debates, etc. Y ahora vamos a empezar con mucha fuerza en el mundo social y cultural. Además, el club puede ofrecer ayuda. Hay empresarios que tienen dificultades y carencias, de formación, de información, de búsqueda de ayuda financiera, de socios, posibles sinergias...
¿Cómo se ayuda a conseguir capacidad financiera?
Dando asesoramiento y buscando contactos. No estamos aquí para ayudar a los grandes empresarios.
Aunque en el club hay grandes...
Pero esos no necesitan la ayuda del club; el club necesita la suya.
¿Se han hecho en él muchos negocios? A base de encontrarse...
Mucha gente ha hecho muchos negocios. No puedes montar un negocio si no sabes que existe. O no puedes desarrollar una actividad si a lo mejor no te puedes acercar a un empresario. Aquí te lo encuentras trabajando o en la piscina.
"Tenemos contactos con empresarios de Lugo para ver cómo los incorporamos para ayudar a desarrollar un club allí"
¿Están ganando socios?
Hubo 670 en los mejores tiempos. Después llegó la crisis y algunas empresas desaparecieron. Cuando llegó esta directiva había un tercio de los socios de entonces. Ahora estamos en 300, se ha acabado la sangría y ya tenemos crecimiento neto.
¿Y hay renovación generacional?
La edad media es alta y la tenemos que bajar. Tengo dos retos importantes: ese --y este año han entrado 37 socios nuevos, menores de 40-- y la incorporación de mujeres. Este año se han sumado cinco.
En la junta directiva solo hay una.
Sí. Socias con las que he hablado no han querido. Con las última incorporaciones las mujeres son casi un 10% de los 300 socios. Y las que han entrado son prácticamente todas menores de 40 años, con lo que estamos bajando la edad media e incrementando los miembros, porque tienen claro que en este lugar de encuentro les interesa estar. El empresario que entiende lo que somos se apunta. No concibo que haya empresarios en A Coruña que no estén aquí.
¿Por qué cree que no hay más?
Por varios motivos, incluida la mala época económica. Con todo, el primero es que no se ha explicado bien qué es este club y el nombre nos ha perjudicado. La mayor parte de la gente cree que nos dedicamos al mundo financiero, no en el sentido de la empresa, y que no es su sitio.
¿Habrá que cambiar el nombre?
Está encima de la mesa, pero no sabemos, porque tiene pros y contras. A mayores del nombre, tampoco se ha explicado bien que esto no es un club de ricos. Algunas personas habrán pensado que no estaban capacitadas para estar aquí, y es falso. El empresario pequeño no solo puede estar aquí, sino que debe. Puede ser socio cualquiera. Se pagan de entrada 1.000 euros y después la cuota, que depende de una serie de condiciones y ahora no llega a los 100.
"No sabemos si va a haber trabajo para todo el mundo y no tengo claro que se ocupe de esas cosas quien lo debe hacer"
Pensando en crecer, ¿planean ir más allá del área de A Coruña?
Otra vocación que tiene clara este club es que hay que trabajar por Galicia. El minifundio se ha acabado hace tiempo. Ya hemos creado el Círculo Financiero de Galicia, que es un acuerdo de los de Santiago, Vigo y A Coruña para tener una sola voz. Además, el Club Atlántico tiene conversaciones con grupos de empresarios de Lugo para ver cómo los incorporamos con una delegación, inicialmente, para ayudarles a desarrollar un club financiero allí. Esa provincia tiene una situación complicada, pero hay magníficos empresarios.
La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) atraviesa una momento complicado, a nivel económico e interno. ¿Preocupa su situación en el club?
Lamentamos que la confederación tenga problemas, pero nosotros somos muy respetuosos con lo que hacen los demás y no tenemos nada que ver con ella. Vamos por otra vía distinta.
¿Cuáles son hoy las principales preocupaciones del empresariado?
Hay muchas. Todo lo que tiene que ver con la transformación digital es vital. También los accesos, desde un buen tren hasta ver qué pasa con los aeropuertos —otra asignatura pendiente—, el puerto exterior de A Coruña o la Zona Franca de Vigo.
¿Y cómo pinta el futuro?
El país está mejorando, a lo mejor no tanto como debiera. A mayores, hay una parte de empresas que se van a crear que no sabemos a qué se van a dedicar. Hay una parte que van a desaparecer. Y hay otra que se tienen que adaptar. No sabemos si va a haber trabajo para todo el mundo y todo esto hay que irlo programando, y no tengo muy claro que se estén ocupando adecuadamente de esas cosas quienes se tienen que encargar.
¿Qué tal se está emprendiendo?
Magníficamente. La gente joven viene con una fuerza enorme, con ideas magníficas y trabajan como locos, y están saliendo adelante con dificultad pero muy bien. Están desarrollando empresas tecnológicamente muy avanzadas.
En el entorno de A Coruña se concentran varios patrimonios notables. ¿Se podrían aprovechar más para impulsar el progreso? En inversiones, en contactos...
Estamos trabajando para crear un importante club de inversión desde dentro de la entidad. Y no solo de fortunas. Hay otra gente que tiene dinero y puede ayudar mucho.
