La primera apuesta ganada por Kevin

"Unos días lloras de rabia y otros de alegría"

Kevin Presa y Fran Fandiño rememoran juntos el último ascenso del Pontevedra. El ponteareano dedicó a su amigo y excompañero el 2-0 que logró contra el Haro
Kevin recordando el gesto que realizó a Fandiño cuando marcó el gol del ascenso en 2015
photo_camera Kevin recordando el gesto que realizó a Fandiño cuando marcó el gol del ascenso en 2015

Entre Fran Fandiño y Kevin Presa hay una química especial desde el primer día que coincidieron en el vestuario del Pontevedra, en la temporada 2013-14. "Cuando llegó al equipo era un niño, y desde el primer día lo intenté arropar. De ahí viene todo", recuerda el futbolista del Ribadumia.

Desde ese momento, comenzaron una amistad que llega hasta la actualidad. "Lo considero un gran amigo, de esas personas que te regala el fútbol y quedan ahí para siempre", manifiesta el centrocampista ponteareano.

Hoy viven la fase de ascenso a Segunda División desde diferentes puntos de vista. Presa, desde dentro, como protagonista, y Fandiño como aficionado, algo que nunca podrá dejar de ser. En 2015 también lo era, pero llevaba la camiseta granate puesta y la sudaba en el rectángulo de juego, como integrante de la plantilla que logró el último ascenso del club.

En la eliminatoria definitiva por el salto de categoría, contra el Haro, Kevin enganchó un balón dentro del área del Fondo Norte de Pasarón y lo rompió al fondo de las mallas.

Fandiño no estaba convocado, pero saltó al campo, fue corriendo en dirección a la piña de jugadores que estaban celebrando el 2-0 y se abrazó a todos. "Después volví a la grada, sabía que Kevin podía tener el detalle de dedicármelo y, cuando empecé a gritar su nombre, vi que me señalaba", relata.

"Tengo un gran recuerdo de ese momento, pero no imaginaba que le hubiese impactado tanto a él. Para mí fue muy bonito", apostilla el centrocampista pontevedrés. Kevin relató ese momento tomándose el ‘Café con Rodrigo Cota’. Lo primero que pensó fue en su amigo, en sus lágrimas de inmensa felicidad. "Lo bueno que tiene vivir tan de cerca y con tanta intensidad estas cosas es que te acabas emocionando, por lo menos en mi caso. Me pasó en Puertollano y en Portugalete. Unos días lloras de rabia y otros de alegría", sentencia Fandiño, protagonista con sus goles y su gran rendimiento de la fase de ascenso de la temporada anterior.

"Fran es el claro ejemplo de alguien que nace en un sitio como Pontevedra y siente los colores como el que más", apostilla su amigo. "Llegó a jugar en el equipo de toda su vida. Imagino que no será como estar en un Mundial, pero sí algo realmente espectacular. Por eso, mi recuerdo de aquel partido es lo que simbolizaba Fran en aquel momento. Había 10.000 aficionados sintiendo lo mismo, pero Fran estaba muy cerca de mí. Quise dedicárselo porque lo sentí así en ese momento", confiesa el medio centro de Ponteareas, granate de adopción, aunque no de sangre.

Aquel día Fandiño no se había vestido de corto, al no entrar en la lista de los 16 elegidos de Luisito. "Fue un palo duro quedarme fuera de la convocatoria y me reconfortó que se acordase de mí".

Fue la sincera gratitud de Kevin hacia el que fue su cicerone en el vestuario granate, el hombre que lo había acogido e integrado y también su compañero de habitación en los desplazamientos del Pontevedra: el hombre que asegura que siendo granate de toda la vida, Pasarón se siente de otra manera, "diferente. La responsabilidad cambia. Ves lo que supone el Pontevedra y lo que lo rodea y todo eso que llevas percibiendo desde fuera durante años, acabas viviéndolo en primera persona".

Fran Fandiño es un gran amigo, una de esas personas que te regala el fútbol y quedan ahí para siempre" Es el claro ejemplo de alguien que nace en un sitio como Pontevedra y siente los colores como el que más" Todo eso que llevaba percibiendo desde fuera durante años acabé viviéndolo en primera persona"

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