Las cuotas, el efecto Brexit y el petróleo abren un escenario decisivo para el sector pesquero

Diario de Pontevedra reúne a representantes de armadores, pescadores, mariscadores y mejilloneros para analizar su hoja de ruta ►El gremio se recupera de la crisis, que mermó la flota, redujo el consumo y devaluó los precios
Carmen Fernández, Ruperto Costa, Ricardo Herbón y Juan Marín Fragueiro
photo_camera Carmen Fernández, Ruperto Costa, Ricardo Herbón y Juan Marín Fragueiro

El sector del mar encara su ola decisiva. Las cuotas pesqueras que dicta Bruselas, el efecto Brexit, el baile del precio del petróleo y la ofensiva contra los intermediarios abren un nuevo escenario que puede marcar un antes y un después en un área estratégica para la economía gallega y pontevedresa. Así se ha podido ver en el café de redacción celebrado este jueves por Diario de Pontevedra con representantes de los armadores, de la pesca de bajura y de los productores de mejillón, encargados de hacer una lectura del pasado, presente y futuro del sector marítimo.

ARMADORES. El gerente de la Asociación de los Armadores de Marín, Juan Martín Fragueiro, asegura que la crisis ha provocado "una fuerte reducción de la flota", tanto en la española como la que tiene sus raíces en el puerto marinense.

Uno de los factores determinantes fue la subida del precio del combustible registrada en los inicios de la crisis, "pues no fue acompañada de una mejora de los precios de los productos". A esto se sumó "el cierre del grifo crediticio" y un abanico de "dificultades para tener circulante", lo que abocó a muchos empresarios del sector a "cesar la actividad".

Flota. De los 300 barcos españoles que faenaban en el Gran Sol, hoy quedan cerca de 70, y de los 50 bacaladeros que había antes, quedan cuatro


También fue decisivo el retroceso del consumo nacional de pescado o la rescisión de los permisos para capturar cefalópodos en el acuerdo de pesca firmado con Mauritania en 2012. ¿Las consecuencias? Como era presumible, se hicieron notar en la magnitud de la flota. Por ejemplo, "de los 300 barcos españoles que faenaban en el Gran Sol hoy quedan 70 y de los 40 o 50 bacaladeros hemos pasado a cuatro". En clave local, la tendencia ha sido muy parecida. "Hace doce años teníamos 45 buques que trabajaban en aguas nacionales y de Portugal, hoy son unos 17".

Actualmente, la asociación marinense dispone de 60 buques que faenan en aguas nacionales, comunitarias e intercontinentales, desde la costa cantábrica a las aguas de Guinea-Bisáu (oeste de África). El camino hacia la recuperación avanza, pero ha exigido y sigue exigiendo cambios en el modelo de producción. "Al armador lo que le importa es que en el barco entren euros (...) y, si antes pescaba dos o tres toneladas de pulpo, ahora pesca entre 25 y 30 de jurel o merluza negra (...). La pesca de fondo se ha transformado y se ha dirigido hacia otras especies con menos valor, pero con mayor volumen de capturas".

Producto. Los armadores dirigen su atención hacia especies de menos valor, pero con mayor volumen de capturas

La incertidumbre se centra ahora en la renovación de las cuotas pesqueras y en los efectos que tendrá en las mismas la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea. "Se ha hecho la transmisión de acciones para que la flota británica que es de armadores españoles figure como empresa inglesa, pero habrá que ver si logran el reconocimiento como tales", advirtió Fragueiro.

PESCADO Y MARISCO. El patrón mayor de la Cofradía de Cambados, Ruperto Costa, realizó una lectura similar de las cicatrices abiertas por la recesión económica. Según dijo, uno de los efectos más notables fue la caída de las ventas, dado que muchos de los productos con los que trabajan los mariscadores y pescadores de bajura "no son considerados de primera necesidad". "La almeja, el centollo, el camarón... no están al alcance de todos, por eso notamos un bajón".

Las vedas por las toxinas, los límites que tiene 'per se' cada una de las campañas de pesca y las cuotas establecidas por Europa también pasaron factura al sector que, a diferencia del gremio de los armadores, está más focalizado en la pesca local. "Los barcos más grandes operan en el Cantábrico con un máximo de 15 personas y nuestro cliente final es distinto. Nuestro mercado está más cerca, más centrado en las zonas comerciales y las plazas de abastos", precisó Costa.

En Galicia operan 62 cofradías y solo en la Cofradía de Cambados hay contabilizados 600 socios, de los que más de 300 se dedican al marisqueo. El número de barcos dedicados a estas tareas se ha visto mermado por la crisis "en un 25% en la ría de Arousa" y, según ha venido contemplando el patrón mayor, el relevo generacional también ha sufrido una fractura. En gran parte, por la inestabilidad del sector, "porque siempre estamos al filo de la navaja".

Productividad. La Cofradía de Cambados alcanza su récord de facturación con 8,6 millones, de los que el 70% corresponde al marisqueo



Al otro lado de la balanza se sitúan otros cambios positivos. Por ejemplo, que la crisis ha animado a mucha mano de obra a buscar trabajo en este campo: "Antes el mar era la última opción, pero a raíz de la crisis la gente ha vuelto al mar. Lo notamos, por ejemplo, en los cursos de formación".

Superado el grueso de la tormenta, Costa percibe una recuperación en la actividad, las ventas y los precios. De hecho, la Cofradía viene de alcanzar su "récord de facturación" con 8,6 millones, de los que el 70% procede de las ventas de marisco. Lo que añora el patrón mayor es una mayor inversión en los barcos de pequeña envergadura, "ese afán de emprendimiento" que se ha visto interrumpido "por las dudas". "Ahora mismo hay muchos que optan por deshacerse del barco antes de traspasarlo por los incentivos existentes".

PRODUCTORES DE MEJILLÓN. La Organización de Productores de Mejillón de Galicia, Opmega, no fue ajena a la recesión. Lo dice su propio presidente, Ricardo Herbón, que ha visto como la entidad pasó de 2.000 bateas a poco más de 600.

Asociación. Opmega frena la caída del número de bateas asociadas, que pasaron de 2.000 a 750



Las dificultades para lograr financiación provocaron que un número importante de socios abandonaran el paraguas de la asociación para montar por su cuenta su propia depuradora y su línea de comercialización. Actualmente Opmega reúne a cerca de 750 bateas y parece remontar la situación, gracias a sus esfuerzos por "recuperar mercados" y las distintas garantías que ofrece a sus asociados. "Ofrecemos estabilidade a nivel de ventas e de cobros, e absorbemos os impagos, que chegaron aos 1,5 millóns de euros".

La asociación produce 50 millones de kilos, de los que el 70% van destinados a la industria conservera. La facturación roza los 25 millones de euros, aunque todo depende del margen de maniobra que dejan las temidas toxinas. "A zona de Bueu estivo dez meses pechada", recuerda Herbón.

El relevo generacional también se ha visto lastrado en este sector. "O beneficio é moi pequeno", apunta el presidente, y, pese a la revalorización del producto en la cocina, el mejillón sigue teniendo un precio de venta contenido.


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