"Somos un equipo pequeñito. O empujamos todos o la cosa no funciona. Protagonistas somos todos. Ante mi lesión mis compañeros corrieron el doble para protegerme", así resumía Iván Parada, portero del Villalonga FC, su sentir tras la épica victoria de su equipo en San Lázaro ante uno de los gallitos de la categoría, la SD Compostela (0-1), y que permitió al equipo dirigido por Antonio Fernández dejar casi sentenciada su permanencia un año más en Tercera División.
El duelo se puso de cara en el minuto 22 gracias a un precioso gol de Pablo Mota, que dejó sentados al portero local y a un defensor antes de definir con sutileza sobre la portería compostelana. El Villalonga se estaba mostrando muy superior al Compostela en este primer tramo e incluso gozó de alguna ocasión más para aumentar la renta.
Sin embargo una jugada lo cambió todo. Iván Parada salió de su portería en busca de un balón e inmediatamente sintió un pinchazo en su muslo izquierdo -en el "semitendinoso", como señaló el propio guardameta en los micrófonos de la TVG-. La lesión revestía la suficiente gravedad como para solicitar el cambio inmediato pero las circunstancias no lo permitieron por la baja del portero suplente habitual a causa de un accidente laboral.
La ausencia de otro portero en el banquillo obligó a Parada a mantenerse en el partido durante alrededor de 60 minutos, en los que el Compostela rondó su portería con relativa frecuencia. Aún así fue quien de protagonizar varias paradas de gran mérito que ayudaron, y mucho, a que el Villalonga volviese de San Lázaro con los tres puntos y la permanencia prácticamente sellada.
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