En Pontevedra la esperanza de vida subió tres años desde 2000

El promedio de 79,46 años ascendió hasta los 82,77 en los dos sexos ►Las mujeres viven casi seis años más que los hombres, aunque la distancia entre géneros se ha recortado un 23%
Una mujer con un niño en un parque de la ciudad
photo_camera Una mujer con un niño en un parque de la ciudad

La promoción de los hábitos saludables y, especialmente, los avances alcanzados en el campo de la medicina, han elevado la esperanza de vida de los pontevedreses hasta una media 82,77 años. El dato, publicado hace unos días por el Instituto Galego de Estatística (IGE), corresponde al año 2015 y marca importantes distancias frente al promedio que se fijaba a principios de siglo, en el año 2000, cuando la edad tope se situaba en los 79,46 años a nivel de la provincia.

Los pronósticos de supervivencia mejoran en todas las franjas de edad, si bien las estadísticas hacen hincapié en las que superan la antigua edad de jubilación, las emblemáticas 65 primaveras. Según advierten, una persona que haya nacido en los años 50 tiene ahora mismo una esperanza de vida de 21,27 años más, mientras que una que haya soplado las 80 velas tiene todavía por delante otros 9,93. Dicho de otro modo, las personas con 65 años tienen ahora mismo todas las papeletas para llegar a los 86,27 y las que tienen 80, otro tanto de lo mismo para llegar a los 89,93.

El promedio ha ascendido desde el 2000 en la provincia en 2,5 años en las mujeres y en más de cuatro en el caso de los varones

Las cifras siguen concediendo a las mujeres pontevedresas una mayor expectativa de vida frente a los hombres, con un promedio de 85,52 años (2,5 más que hace 15 años). No obstante, la distancia entre géneros se sigue recortando. De hecho, los varones pontevedreses nacen ahora mismo con el pronóstico de llegar a los 79,91, algo más de cuatro años que los que se calculaban en el 2000.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) precisa que la brecha de género se mantuvo estable (a favor de la mujer) hasta mitad de los años noventa, como consecuencia de una mortalidad masculina más elevada. Sin embargo, esa diferencia se ha ido reduciendo en las últimas dos décadas por distintos factores como, por ejemplo, un aumento del tabaquismo en las mujeres y una reducción de la tasa de mortalidad entre el sexo masculino.

A nivel territorial, Pontevedra es la segunda provincia con mejores pronósticos. Solo la supera Ourense, con una esperanza media de 83,19 años para los dos sexos (3,1 más que a principios de siglo). En A Coruña el promedio está en los 82,35 años y en Lugo en los 82,35. La media gallega está en los 82,63, unas décimas por debajo del promedio pontevedrés.

CONSECUENCIAS. Las predicciones no cogen a nadie ni a ninguna institución por sorpresa. Las expectativas de vida hace tiempo que han puesto en la cuerda floja el plan público de pensiones, además de emplazar a las autoridades sanitarias a tomar medidas para dar una correcta asistencia a la población de más edad.

Las estimaciones que maneja el Servizo Galego de Saúde auguran que en el año 2040 el 40% de la población tendrá entre 65 y 95 años y que, entre otras cosas, las áreas de Atención Hospitalaria, Atención Primaria y Enfermería del CHOP (Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra) tendrán que coordinarse para asistir al previsible aumento de pacientes crónicos y pluripatológicos, es decir, las personas que presentan enfermedades de larga duración y que sufren más de cuatro procesos a la vez.

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