Multa de 3.000 euros por las prisas del comer

Sanción ejemplarizante para una conductora que retiró una barrera de obra para aparcar su coche y no la recolocó de nuevo, provocando que numerosos vehículos accediesen a la zona acotada

Un estómago vacío suele ser mal consejero, sobre todo si está próxima la hora del suministro diario. Las prisas por atenderlo, a veces, conducen a tomar decisiones equivocadas, y eso fue lo que le ocurrió a una conductora que prefirió cometer una infracción antes que dar vueltas en busca de un aparcamiento. Una decisión que le costó 3.000 euros. 

El caso se remonta al pasado día 8, durante el asfaltado en el entorno de Benito Corbal. Al llegar el mediodía, y antes de irse a comer, los obreros colocaron una valla en José Millán para impedir el paso de vehículos que pudieran estropear el trabajo realizado. Tal vez cansada de dar vueltas o tal vez llevada por las prisas del comer, lo cierto es que una conductora, vecina de la zona, decidió cortar por lo sano y hacer caso omiso de la prohibición. Retiró la valla, aparcó su coche frente a su vivienda y se fue a comer. 

Su osadía no tendría más consecuencias que una multa de 200 euros si hubiese dejado la valla tal y como la encontró. Pero al no reponerla, el paso quedó expedito para que numerosos vehículos transitasen por el vial, con nefastas consecuencias para las mejoras realizadas horas antes. 

Probablemente desconocía que cada vez que se pone en marcha una obra las cámaras de tráfico la vigilan día y noche. De ahí que la Policía Local solo tuviese que revisar el vídeo para identificar a la responsable y aplicar el artículo 142 del Reglamento General de Circulación, que sanciona estas "alegrías" con 3.000 euros. El almuerzo, a la postre, resultó demasiado caro.