Almeja japónica

La pesca alternativa a los bivalvos gana peso en la lonja de Campelo

Las especies diferentes a almejas y berberechos supusieron el 9,2% del tonelaje subastado en la rula poiense el año pasado ►En lo que respecta a los moluscos, la almeja japónica sigue siendo la reina, pues representó un 74,9% de la facturación anual de 2016
Subasta de centolla en la lonja poiense
photo_camera Subasta de centolla en la lonja poiense

La compra-venta de moluscos bivalvos sigue siendo la actividad más importante de la lonja de Campelo y el principal motor de las tres cofradías del fondo de la Ría de Pontevedra. Sin embargo, la comercialización de otras especies va ganando peso progresivamente, hasta el punto de que el año pasado, un 9,2% de la mercancía subastada en esta rula correspondió a otro tipo de mariscos y pescados. Los pósitos de San Telmo de Pontevedra, San Andrés de Lourizán y San Gregorio de Raxó forman parte de un plan conjunto y centran sus ventas en la lonja poiense. Hasta el año 2009, las únicas especies que se subastaban allí eran almejas, berberechos, navajas y ostras, pero a partir de entonces comenzaron a introducirse, aunque tímidamente, otro tipo de productos.

EVOLUCIÓN POSITIVA. Al principio costó bastante que esta tendencia tomara impulso: en 2011 tan solo se vendieron 2,4 toneladas de lura y 28 kilos de choco; en 2012 las cantidades fueron todavía menores, aunque también se introdujeron otras especies como la faneca (con solo 322 kilos) y la merluza (con 229); el año 2013 permitió dar otro pequeño salto adelante y, desde entonces, la estadística ha ido mejorando. En 2014, las especies alternativas a las almejas y berberechos supusieron el 5,5% del tonelaje total; en 2015 alcanzaron el 12% y el ejercicio pasado llegaron al 9,2%.

Según los datos registrados por la Plataforma Tecnolóxica da Pesca, en 2016 la lonja de Campelo comercializó en total 431,2 toneladas y facturó 3,7 millones de euros. De esas cifras, las almejas y berberechos sumaron 391.547 kilos y las demás especies representaron 39.700 y un 8% de la facturación de la rula. En este último grupo, el ranking lo encabezaron las navajas (con 15,7 toneladas vendidas), el choco (con 14 toneladas), la centolla (con 3,4), el pulpo (con 1,3) y la lura (con algo más de mil kilos), aunque también hubo ventas de maragota, faneca, camarón, lenguado, pescadilla, raya, solla, congrio, lubrigante y otros pescados de bajura.

De ello se encargaron las embarcaciones que compaginan el marisqueo con otro tipo de actividades extractivas. En la cofradía de Raxó hay censadas 55, lo que supone una cifra de entre 75 y 80 trabajadores; en Lourizán hay una veintena de lanchas y en San Telmo son unos 50 socios los que faenan a bordo. La inmensa mayoría no solo se dedica a la actividad marisquera, sino que también pescan con otras artes en función de la temporada.

De hecho, desde el 10 de enero el sector del marisqueo a flote está parado y seguirá así hasta el próximo mes de marzo, pues está inmerso en su veda anual. Esta medida se adopta cada año siguiendo la norma de la Consellería do Mar con la finalidad de dar un respiro a la producción de moluscos y permitir que estos se regeneren de forma natural.

Los miembros del sector decidieron realizar ahora el paro biológico porque se trata de una de las épocas del año en la que peores precios suele alcanzar la almeja. Las cotizaciones de esta especie se disparan coincidiendo con las fiestas navideñas, pero los primeros meses del año su demanda baja y su coste también.

Mientras tanto, estos trabajadores se dedican a otras artes y extraen otro tipo de mariscos y pescados, muchos de los cuales se subastan, precisamente, en la lonja de Campelo.

JAPÓNICA. En lo que respecta a los bivalvos, la reina de las subastas en la rula poiense sigue siendo la almeja japónica. Tanto, que el año pasado se vendieron allí 359,7 toneladas de este molusco y su comercialización generó 2,8 millones de euros, es decir, esta clase de almeja representó el 83,4% de la mercancía vendida en esta lonja durante todo el año y el 74,9% de su facturación total.

La japónica es una especie de origen foráneo, cuyo cultivo en las costas españolas se inició en los años 80. En un principio sólo aparecía donde se cultivaba, pero su presencia comenzó a extenderse hasta convertirse en una de las clases de almeja más frecuentes en las rías gallegas.

De hecho, en la lonja de Campelo su presencia es muy superior a la de cualquier otro bivalvo: el año pasado, se subastaron 16.167 kilos de almeja fina, 7.048 de babosa y solamente 7.270 de berberecho. La almeja rubia y la bicuda se quedaron bastante por debajo de esas cifras.

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