Una ruta entre los castillos de Algarve

Las diez fortificaciones que proponemos permiten adentrarse en la historia de esta región portuguesa y conocer un poco más sus pueblos y su rico pasado cultural
Castillo de Silves, Algarve
photo_camera Castillo de Silves, Algarve

El Algarve esconde un rico legado cultural entre sus imponentes castillos que salpican el paisaje de la región. Todos ellos son vestigio del rico pasado del sur de Portugal y recorrerlos es una manera diferente de bucear en su fascinante historia. 

Para muchos, es una zona solo identificable con el verano, el sol y las playas doradas con aguas cristalinas. Sin embargo, también lo es de antiguos reinos y castillos medievales. Hace siglos, romanos, fenicios, musulmanes y cristianos quedaron prendados por su belleza y su privilegiada situación geográfica y se establecieron en la región. 

CASTILLO DE SILVES. Este Monumento Nacional es el más grande e importante de la región y el segundo monumento más visitado –después de la Fortaleza de Sagres–. Situado en la cima más alta del pueblo de Silves, fue construido por los almorávides árabes en el siglo XI y es un reflejo del esplendor de la civilización islámica de aquella época. 

Entre sus atractivos está la enorme puerta principal, custodiada por dos torres, un profundo foso en el interior, una cisterna rosada de cinco metros de profundidad o los amplios jardines de los que se rodea. Los visitantes pueden descubrir las distintas estancias de la fortaleza, caminar por sus anchas murallas de piedra arenisca, y disfrutar de la panorámicas sobre el valle del Arade y sobre Silves que regala este enclave. 

Desde Castro Marim se puede admirar el puente fronterizo que une Portugal con España

CASTRO MARIM. Popular es también este castillo, un Monumento Nacional construido en el siglo XIII durante el reinado de Dinis, como parte del sistema de defensa nacional. Aunque su muro data del siglo VIII a.C., la mayoría de sus ruinas están fechadas en el siglo XVII, periodo en el que fueron anexionadas nuevas murallas por orden del rey João IV. 

Desde ellas, el viajero puede deleitarse con las vistas del Fuerte de São Sebastião, las salinas, el río Guadiana y el puente fronterizo que une Portugal con España. Este enclave es además escenario de una Feria Medieval anual que lleva al visitante al corazón de la Edad Media. 

CASTILLO DE LAGOS. El Castillo de Lagos comenzó a construirse en época romana, aunque se amplió con la conquista musulmana. Este espacio sirvió como Casa de los Gobernadores del Algarve hasta 1755, fecha en la que sufrió grandes imperfectos debido a un maremoto. Tras su reconstrucción, fue reconocido como Monumento Nacional y hoy abre sus puertas para los turistas que quieran sentirse como un rey. 

El castillo de Paderne es uno de los siete representados en el escudo de la bandera portuguesa

CASTILLO DE PADERNE. El castillo de Paderne, construido en la segunda mitad del siglo XII durante la ocupación árabe, presume de ser uno de los siete castillos representados en el escudo de la bandera de Portugal. Ubicado cerca de Albufeira constituye el ejemplo más significativo de la arquitectura militar musulmana de toda la Península Ibérica. 

Declarado Monumento Nacional en 1971, esta fortaleza cuenta con un valor diferencial: fue construido en tapial –mezcla de barro, tiza y cal– en el período almohade, entre los siglos XI y XII, durante la última fase de la ocupación musulmana de la Península. 

CASTILLO DE ALJEZUR. La primera muralla defensiva de Aljezur se remonta al siglo X, durante la ocupación árabe de la región. Su castillo, calificado de interés público, tiene una sola entrada, protegida por una torre circular. Esta fortaleza permitió controlar el puerto fluvial, nudo de comunicación con el mar, y se usó como elemento defensivo ante los repetidos ataques enemigos. 

Todavía se pueden admirar su muralla del siglo XIV y dos torres que ofrecen una impresionante panorámica sobre Aljezur, la zona de la Igreja Matriz de Nossa Senhora da Alva y el Valle D. Sancho –en el que se cultiva arroz–. 

CASTILLO DE TAVIRA. Sobre la cima de una colina de la villa marinera del mismo nombre se encuentra el castillo de Tavira, una fortaleza en la que recientemente se han descubierto restos de una muralla fenicia del siglo VIII. a.C. 

Declarado Monumento Nacional, conserva restos arquitectónicos que responden a diversas etapas de construcción, como la torre principal y la torre del homenaje, mandada construir en 1292 por D. Dinis; o la reforma modernista que se llevó a cabo por orden de D. João VI. Aunque en 1755, un terremoto provocó serios daños en la fortaleza, hoy se pueden contemplar distintos resquicios del pasado y pasear por sus bellos y floridos jardines.

Alcoutim alberga un Museo de Arqueología que permite recorrer más de 5.000 años de historia

CASTILLO DE ALCOUTIM. La villa portuguesa de Alcoutim alberga un castillo mandado construir tras la reconquista cristiana en 1240 por el rey Sancho II como elemento defensivo, una construcción que se prolongó hasta la primera mitad del siglo XIII. En 1304, durante el reinado de Dinis, la fortaleza fue ampliada y, en 1640, mejorada por Alfonso VI. 

Declarado Edificio de Interés Público, es conocido como el castillo nuevo para diferenciarlo de una fortaleza árabe situada más al norte. En su interior se puede visitar un Museo de Arqueología que ofrece una ruta por más de 5.000 años de historia a través de objetos y reliquias de las distintas culturas y pueblos que pasaron por esta localidad. 

CASTILLO DE SALIR. Durante la ocupación árabe, ya existía en el pueblo de Salir (Loulé) una fortificación que sirvió como sistema defensivo contra los ataques de los cristianos. Con la llegada de las tropas de Paio Peres y Alfonso III, la fortificación jugó un papel importante. 

Saõ João do Arade es uno de los pocos castillos que no fueron destruidos durante el terremoto de 1755

De estilo almohade, fue erigido al borde de la colina en el siglo XII. Actualmente se pueden visitar sus escasas ruinas y un interesante centro arqueológico aledaño; además, desde aquí, se puede disfrutar unas bonitas vistas de la sierra de Caldeirão y el Barrocal algarvío.

CASTILLO DE LOULÉ. El origen de este castillo se remonta a la antigua ciudad medieval Al’-Ulyã, fundada por los musulmanes en el siglo VIII. En 1249, tras la reconquista de Alfonso III, esta fortaleza árabe fue reconstruida y Loulé pasó a formar parte de la Corona Portuguesa como uno de los principales centros comerciales del Algarve medieval. Tras siglos de degradación, el castillo se recuperó gracias al primer conde de Loulé, Henrique de Meneses, en 1422, época de gran prosperidad en la ciudad. 

De nuevo, el terremoto de 1755 dañó gravemente la estructura del edificio. Este Monumento Nacional destaca por su muralla, así como sus torres y puerta de Faro, que conserva restos de la primitiva construcción almohade. 

Saõ João DO ARADE. Ubicado en la villa pesquera de Ferragudo, el Forte de São João do Arade se erige sobre dos playas, dominando el paisaje y la desembocadura del Río Arade. Levantado frente al mar en 1640, el edificio actual fue emplazado en el lugar donde se alzaba una torre vigía. 

Construido bajo una roca maciza, es uno de los pocos castillos que no fueron destruidos durante el terremoto de 1755. Calificado de Interés Público, destaca por su torre del homenaje almenada y por su imponente presencia sobre los arenales.

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