El arte rupestre de O Morrazo: olvidado y desprotegido

Los petroglifos sufren constantes agresiones por la falta de implicación de las administraciones en su cuidado
Petroglifo en la zona de Champás, en Marín, invadido por los eucaliptos, que erosionan la piedra.
photo_camera Petroglifo en la zona de Champás, en Marín, invadido por los eucaliptos, que erosionan la piedra.

Galicia es una de las regiones europeas más ricas en restos arqueológicos rupestres y, sin embargo, las asociaciones que se dedican a su estudio, catalogación y cuidado despiertan cada mañana con la noticia de una nueva agresión a lo que son Bienes de Interés Cultural pero que, desgraciadamente, no cuentan con el interés suficiente por parte de la administración para que su protección se vea asegurada.

La comarca de O Morrazo no es una excepción al resto de Galicia y la gran mayoría de sus petroglifos se encuentran en un deplorable estado de conservación y sufren múltiples agresiones por la falta de señalización. La última de ellas ocurrió en la parroquia de San Xulián, en Marín, donde las cadenas mecánicas de un tractor rasparon la superficie del petroglifo de A Carrasca, que contiene gravados de al Edad de Bronce. El territorio es propiedad de la Comunidad de Montes de San Xulián y este tipo de situaciones no son anecdóticas, sino una constante a la que cuatro asociaciones pretenden poner fin uniendo fuerzas, que son Irmandade Illa de Tambo, la Asociación Cultural A Forneiriña, el colectivo ecologista Luita Verde y la plataforma Defende o Monte Pituco, sito en Pornedo.

Se sienten hartos de ver cómo la ley no pesa sobre estas infracciones y cómo el Concello, al haber expresado su apoyo a la Comunidade de Montes, "non toma en serio" sus denuncias. Recuerdan que la agresión sufrida por los restos de A Carrasca supone "unha infracción grave" según la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia. "O que debería facer o Concello é esixirlle á Comunidade de Montes que cumpla co reglamento, pois por ser propietarios dos terreos son responsables do coidado dos petróglifos que hai nel". Habla Antonio Costa, presidente de la Irmandade Illa de Tambo, que, para ejemplificar la gravedad del asunto hace una comparación cuanto menos llamativa: "A Catedral de Santiago e os petróglifos da Carrasca son todos iguais a ollos da lei, polo que é como se alguén pasara unha desbrozadora por riba do Pórtico da Gloria".

MÁS QUE MOGOR. Costa lamenta que en Marín no se explote ni se valore la inmensidad de los petroglifos que existen. "No término municipal hai aproximadamente 50 restos e parece que só existen dous". Es decir, 48 joyas patrimoniales que se han desterrado al olvido "o á desaparición", indica el experto.

A sólo 100 metros de los de Mogor, está el de A Godalleira, "o máis espectacular da vila", apunta Costa, que, sin embargo, no está ni señalizado ni protegido. De hecho, "as pedras están comenzado a rachar porque lle están crecendo uns eucaliptos polo medio". El petroglifo de Pornedo, O Pituco, se libró "por centímetros" de sufrir la misma agresión que el de A Carrasca, aunque en marzo de 2015 fue objeto de un vertido de pintura y disolventes.

Y no sólo los petroglifos están siendo dañados frecuentemente. Lo recuerda el colectivo Luita Verde que, hasta la fecha, tiene documentadas todas las agresiones que se fueron produciendo: basura recurrente en los senderos del Lago Castiñeiras, el robo y daño a paneles informativos del espacio ‘Sete Camiños’, el abandono del Castelo de Barbudo, situado en San Xulián, así como de los molinos de O Carballal, O Salgueiro y Briasco... Una lista que no tiene fin y que no es exclusiva del municipio marinense, pues Bueu, Cangas o Moaña tienen sus propios episodios de atentados contra el arte rupestre, muchos de los cuales han sido denunciado por estas asociaciones obteniendo el silencio de la Xunta de Galicia por respuesta.

CANGAS. En O Alto da Portela, entre Cangas y Bueu, se encuentra un petroglifo, conocido como O Abelairas, que tiene una pista pisando su roca y, como compañera, la nave del Punto Limpo de Cangas, "onde se tira todo o lixo", asevera Costa. También en este término municipal se ubica el Pinhal do Rei, otro petroglifo, situado junto al IES Chan do Monte, "que leva anos no abandono total, o único que fixeron fai pouco foi quitarlle ás mimosas que lle creceran ao redor". Y O Prado do Pazo, sito cerca de Monte Castelo, otro ejemplo, que está "cheíño de restos de podas e maleza".

Todo agresiones, bien por accidentes en labores de labranza o por abandono de los restos rupestres, que los condenan a una extinción segura, algo impensable "noutros países e rexións da Península Ibérica". Es más, "a única arte rupestre de todo o territorio peninsular que non é Patrimonio de la Humanidad é a galega". ¿La razón? "Hai que ter un inventario exhaustivo de todas as rochas, que teñen que estar en perfectas condicións", explica Costa. Todo lo contrario de lo que se hace aquí.

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