Un pontevedrés paga la deuda de la familia con una orden de desahucio

Madre e hijo todavía buscan un trabajo estable para salir de la pobreza de forma definitiva
R. C. y N. C. leyendo la orden de desahucio
photo_camera R. C. y N. C. leyendo la orden de desahucio

N. C. y R. C., madre e hijo pontevedreses, daban a conocer su historia en Diario de Pontevedra el 22 de septiembre. Desde las páginas de este periódico lanzaban un SOS ante el inminente desahucio al que se enfrentaban. Ahora, menos de un mes después, respiran aliviados. Además del interés de las instituciones, un particular que prefiere mantenerse en el anonimato ha asumido la deuda de 1.250 euros que madre e hijo debían a la propietario del piso en el que viven de alquiler. El pago de la deuda soluciona de modo momentáneo los problemas de la familia que, a pesar e todo está buscando un nuevo piso para mudarse. Varios particulares se interesaron por ayudar a N.C. y R.C. poniéndose en contacto con este medio de comunicación tras publicarse la noticia, y ofrecieron tanto asesoramiento como aportaciones económicas para sacar a madre e hijo de la situación en la que se encontraban desde el anonimato. "La persona que pagó la deuda no quiere que se sepa quien es en los medios de comunicación, por eso no voy a decir nada, solo que le estoy muy agradecida", explicaba la mujer, de 57 años, que sigue sin tener ingresos fijos, aunque espera que le concedan la Risga (Renta de Inserción Social de Galicia) que ya ha tramitado.

Las instituciones también se interesaron por el caso de esta familia pontevedresa y la Xunta y el Concello se coordinaron para ofrecerle alguna salida a su situación. De este modo, los servicios sociales del Ayuntamiento gestionaron una serie de ayudas económicas, como la Risga y una ayuda al alquiler que entrega el Instituto Galego de Vivenda e Solo.

Los dos miembros de este familia llevan sin un trabajo fijo desde 2008, cuando el hijo sufrió un accidente que le impidió ingresar en el ejército y le dejó una mi- nusvalía que no le permite realizar esfuerzos pero por la que no cobra ningún tipo de pensión. Hasta entonces, había sido camarero y reservista en el Ejército. En cuanto a la madre, de 57 años, trabaja de forma puntual como ayudante de cocina o cuidando a personas mayores. Sin embargo, desde que comenzó la crisis le resulta cada vez más difícil encontrar trabajo y sus ingresos son puntuales.

Hasta el mes de febrero de este año tiraron de los ahorros de toda una vida para pagar las facturas, pero después se quedaron sin nada. Desde entonces no han podido ingresar la correspondiente mensualidad a la propietaria del piso en el que vivían y, tras meses sin pagar, el pasado 19 de septiembre les llegó una orden de desahucio: debían dejar el piso en el margen de una semana. Fue entonces cuando acudieron a la prensa. La respuesta no se hizo esperar. "La verdad es que parece que todo se va arreglando y estamos muy contentos", cuenta N.C., aunque insiste que todavía no han conseguido lo más importante: un trabajo. "Seguimos buscando pero es muy difícil", cuenta. Esa es la única forma de que puedan pagar el alquiler de su nuevo hogar cada mes.