Para ver mundo, como en casa en ningún sitio

El intercambio de casas es una opción para viajar a lugares nuevos relativamente desconocida que da buen resultado a quienes se animan a probarla. Alojarse en la Plaza de la Bastilla, un chalé en la Bretaña francesa o pasar un mes en Toronto sin dejarse ni un solo euro en hoteles es posible, solo hay que superar la desconfianza inicial que siempre genera el ceder tu hogar a un desconocido. Para tramitar este tipo de intercambios de forma segura existen varias webs especializadas que facilitan la comunicación previa y la negociación de condiciones entre las personas que quieran cambiar sus viviendas durante las vacaciones.
Vista del apartamento en el que Ramón se alojó con su familia.
photo_camera Vista del apartamento en el que Ramón se alojó con su familia.

Alójese en plena Plaza de la Bastilla, viva en un chalé en la Bretaña francesa o pase un mes en Toronto sin dejarse ni un euro en hoteles. ¿Se puede hacer? Si se atreve a intercambiar su vivienda, hasta los destinos más exclusivos se convierten en una opción al alcance de un presupuesto para vacaciones ajustado.

Esa es la mentalidad de Ramón Martínez y su familia, que desde que probaron esta opción de alojamiento han repetido hasta 17 veces la vivencia por toda Europa. Y ya tienen cierta experiencia: empezaron a intercambiar su casa en el año 2001, antes incluso de que Internet normalizase este tipo de trueques. Desde entonces han visitado, entre otros, Londres, Bruselas, París, Florencia, y, dentro de la Península, Bilbao, Huelva, Fuengirola y Barcelona. Hasta han repetido destino. Y todo sin dejarse un euro en hoteles.

INTERCAMBIOS EN LA RED. Por supuesto, esta forma de viajar despierta el recelo de muchos que no tienen claro lo de dejar su hogar en manos de desconocidos. Ramón, que afirma que nunca ha tenido ningún problema intercambiando casas, cree que se trata de una cuestión de confianza: “si quieres viajar así tienes que fiarte de la gente. Las personas que hacen este tipo de intercambios tiene un perfil normal, suelen ser jubilados o familias con hijos. Lo peor que me ha pasado es que curioseen mis fotos o no lo dejen todo impecable al salir, pero no es lo habitual”.

La forma de organizar un viaje así puede variar, pero hoy en día el modo más sencillo es registrarse en alguna de las muchas páginas web especializadas en poner en contacto a gente interesada en intercambiar su vivienda, en cualquier parte del mundo. Ramón, siguiendo el consejo de un amigo, empezó con Intervac, una de las compañías con más antigüedad en la gestión de intercambios entre individuos..

Al principio, las casas aparecían listadas en una revista, pero al poco tiempo, con el boom de Internet, el servicio dio el salto a la red. Actualmente, con esta compañía los miembros pagan una cuota anual (aunque también hay otras webs que ofrecen este tipo de servicios de forma gratuita), y después se crea un perfil a modo red social en el que el usuario define algunos datos personales (ocupación, destinos en los que está interesado, idiomas...) y especifica detalles de su casa (fotos, número de cuartos, zona, si se permiten animales...). Con un buscador se pueden filtrar destinos, y si dos usuarios tienen interés en el trueque se dan el email para organizar las fechas y demás detalles. La idea es que la persona al otro lado de la pantalla se haga una idea de quienes somos, de como es nuestra casa y en que zona se encuentra, además de que se pueden indicar preferencias como si se permite fumar o no en el domicilio.

También hay una herramienta estadística muy completa que permite ver cuantas veces alguien ha hecho click en nuestra casa y cual es su país de origen. Si no tienen un destino en concreto, se puede mantener el perfil abierto a todos los lugares que otras personas ofrezcan en cualquier parte del mundo. Los anglosajones suelen ser los más interesados en hacer intercambios de domicilio.

DEMANDA ESTACIONAL. Ramón ha intercambiado tanto su primera como su segunda vivienda, que se encuentran en distintas localidades de la provincia de Pontevedra. Comenta que la gente que más busca intercambiar casa en esta zona viene de Francia, Estados Unidos, y, en los últimos años, también de Canadá y Suecia.

A lo largo del tiempo le han ofrecido viviendas en sitios tan variopintos como Hawái, Finlandia o Australia. "Casi siempre son ofertas para intercambiar durante el verano, o en Semana Santa; en esas épocas hay muchísima gente interesada en visitar esta parte de Galicia. Un apartamento cerca de la playa tiene demanda seguro", comenta. Dentro de España, donde más se ofrecen casas es en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía.

CONDICIONES Y GARANTÍAS. Los usuarios suelen estar interesados en intercambiar su casa durante dos o tres semanas. Hay que tener en cuenta que al no pagar por la estancia y poder cocinar en casa el coste del viaje se abarata de forma significativa. Existen incluso trueques de larga duración, o gente que comparte casa en intercambios no simultáneos.

Normalmente la familia de Ramón escoge cambiar el domicilio al mismo tiempo con la otra familia, aunque al contar con una segunda vivienda tienen flexibilidad. Han llegado incluso a enlazar dos intercambios en países diferentes sin pasar por España.

En el trueque puede incluirse o no el coche, puesto que “no hay normas, es un acuerdo entre personas”.

La compañía que gestiona los perfiles puede intervenir para expulsar a alguna de las partes en el caso de que se produzca algún problema. Algunas empresas ofrecen un modelo de contrato que las dos partes pueden firmar si lo desean, o incluyen la posibilidad de contratar un seguro cobrando una tarifa extra.

En algunas páginas, los usuarios también son puntuados según su experiencia, de forma similar a algunas aplicaciones populares hoy, como las de compartir coche. También se cuenta con referencias de anteriores intercambios. Eso, y una buena comunicación previa son garantías clave para no tener problemas. Es habitual dejar algunas instrucciones sobre la casa (regar las plantas, como funcionan los electrodomésticos, cuidado de las mascotas...) e incluso comida para el primer día o algún detalle típico de la zona como gesto de buena voluntad.

UNA EXPERIENCIA DIFERENTE. Para una familia con varios hijos esta es una opción nada desdeñable, pero el factor económico no es el único motivo para intercambiar casa, aunque a priori pueda parecer la principal baza de esta particular forma de viajar.

Intercambiar el domicilio con una familia de otro país permite mezclarse con el medio y hacer vida como un local más, en zonas residenciales alejadas de las aglomeraciones y las atracciones para turistas. También se ofrecen casas en destinos no muy concurridos, para aquellos cansados de las grandes ciudades. O al contrario, se puede intercambiar una vivienda rural por un apartamento en pleno Soho londinense. Al fin y al cabo, no es sorprendente buscar en unas vacaciones lo contrario a lo que se ve durante la rutina de todos los días.

Se trata, desde luego, de una forma de conocer mundo basada en la confianza, con el ahorro y el confort como principales ventajas, además del atractivo de explorar un lugar diferente desde una perspectiva original y auténtica, la de las personas que viven allí. Es por eso que este verano, Ramón repetirá destino por tercera vez en los Pirineos.

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