El Traje

"Era para ir de muerto, explicó la mujer bajando un poco la voz; para el entierro"

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HACE UNOS AÑOS, mi madre, que ayuda en el "ropero" de Cáritas, atendió a una señora que buscaba un traje para su marido. Le enseñó varios, mientras la señora se lamentaba de que ella, que tanto había dado, se viese ahora pidiendo. Entre frases de consuelo, encontraron uno gris impecable. Era para ir de muerto, explicó la mujer bajando un poco la voz; para el entierro.

Tras la sorpresa inicial, mi madre, práctica como es, le preguntó si no sería mucho traje, aquel, para usarlo solo una vez. Que daba un poco de pena malgastarlo, con perdón, así. Y aunque la señora dejó claro que quería lo mejor para su hombre, aceptó mirar un poco más, hasta que dieron con otro, algo pasado de moda pero de buen ver, que le pareció perfecto.

O no tan perfecto: temía que le quedase un poco estrecho de cintura, el pantalón. Claro que podía soltarle un poco. Mi madre le sugiere que también podía abrírselo por los lados; que total no se iba a notar. Pero no, que ella sabe soltarle y se lo arregla. Pero que con la chaqueta también duda, le parece pequeña. Y entonces va y se la prueba ella, se la abrocha, se mira en un espejo y dice que es un poco justa; a lo que mi progenitora le hace ver que lleva un jersey, y que su marido no va a ir de jersey. En efecto, iba a ir de camisa de seda; pero con camiseta. "¿Camiseta para qué?", dice mi madre. Y ella contesta que, con este tiempo... Pero la cara de mi madre la convence de que da un poco igual.

La señora levanta los brazos, los cruza, los dobla. Que le ciñe, que no es muy cómoda. Pero él no se va a mover, le explica de nuevo, igual de racional, mi madre. La señora reconoce que no. Tras un momento de silencio, mi madre le aconseja que le abra un poco la espalda, que al fin y al cabo no se le va a ver. Pero la señora insiste en que para algo sabe coser, y que mejor se la prueba.

Mi madre, a esas alturas, no puede evitar comentarle que, la verdad, probarle ya muerto parece que da un poco de cosa. "¡No, mujer, pero no está muerto! —contesta ella—. No. Va a morirse. Poco le queda, pero aún está vivo. Por eso yo le pruebo, le suelto un poco donde le haga falta, y ya le queda listo".

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