ESPECIAL. Detectan la presencia de narcos gallegos en la ruta del Mediterráneo Oriental

La Policía sospecha que genera ingresos para la financiación del Estado Islámico. Libia y Egipto reciben 300.000 kilos de hachís al año
Mapa de la ruta del Mediterráneo Oriental
photo_camera Mapa de la ruta del Mediterráneo Oriental

Las autoridades policiales han detectado la presencia de curtidos narcotraficantes gallegos en la ruta del Mediterráneo Oriental, el nuevo canal de distribución de hachís que, según la mayoría de los expertos, surte de mercancía a células del Estado Islámico para su financiación desde el año 2013. La detención de Joaquín Pérez Naveiro, barbanzano de 62 años que cayó en marzo pasado vinculado con un transporte de más de 8.000 kilos de hachís, se une a la de Antón Santos, identificado meses atrás en un operativo similar.

Uno y otro tienen a sus espaldas condenas por narcotráfico, y en los últimos meses habrían decidido unirse a la citada ruta que de un tiempo a esta parte se ha convertido en un caramelo apetecible para toda clase de comisionistas. Naveiro ‘saltó a la fama’ en 2009 tras ser rescatado de una planeadora, aunque ya había sido condenado por anterioridad por su vinculación con un alijo.

Los narcotraficantes gallegos juegan el mismo papel que en las rías: el de transportistas

Santos fue detenido en un operativo que se saldó con la aprehensión de 3.000 kilos de cocaína en el año 2004, aunque ya era conocido por su relación con el tráfico de hachís desde los años 90.

La ruta del Mediterráneo Oriental fue destapada por los agentes del Greco Galicia, entre otros, después de interceptar un barco mercante con cerca de 20.000 kilos de cocaína en pleno Mediterráneo. Su objetivo era atravesar el Canal de Sicilia para dirigirse a los puertos de Libia y de Egipto, una zona en la que el tráfico de estupefacientes era prácticamente residual hasta 2013 y que, desde entonces, mueve unos 300.000 kilos de hachís cada año y una cantidad indeterminada de cocaína.

Precisamente fueron los agentes con base en la Comisaría de Pontevedra quienes decomisaron un alijo de unos 500 kilos de cocaína en un barco mercante que pretendía trazar la citada ruta del Mediterráneo Oriental. Los propios investigadores se sorprendieron de su hallazgo, pues estaban convencidos de que los narcotraficantes transportaban hachís.

PAPEL DE LOS GALLEGOS. Los narcotraficantes gallegos juegan el mismo papel que en las rías: el de transportistas. Las investigaciones preliminares (aún en fase inicial, pues la nueva ruta lleva apenas tres años en funcionamiento) apuntan a que aportan veleros para la carga del hachís, cooperando codo con codo con los grupos de narcos afincados en Marruecos a la hora de introducir las sustancias estupefacientes en los mercantes.

La carga de la droga se realiza, según se sospecha, a uno y a otro lado del estrecho de Gibraltar, entre las costas de España y de Marruecos. Embarcaciones tipo planeadora o bien barcos veleros (al parecer, éstos son fletados por los gallegos) sirven para llevar a cabo esta labor, ocultando el hachís en mercantes que, en apariencia, continúan su camino hacia el interior del Mediterráneo.

Los servicios de inteligencia de los países occidentales piensan que células del Estado Islámico presentes en países como Libia y Egipto son las encargadas de recibir el hachís. El negocio llegaría con su posterior venta a consumidores de terceros países que, según las primeras hipótesis, podrían ser Israel y varios enclaves del Este de Europa.

De este modo, el narcotráfico gallego estaría aportando su granito de arena a la financiación de la gran amenaza de la seguridad occidental en la actualidad: el Estado Islámico, llevándose a cambio una comisión.