El Gobierno ecuatoriano eleva a 413 el número de muertos en el terremoto

El Instituto Geofísico registró unas 300 réplicas tras el seísmo de 7,8 grados que sacudió el sábado la zona norte del país. Hay más de 2.000 heridos

Ecuador ha movilizado todos sus recursos para hacer frente a la catástrofe desencadenada por un potente terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que este sábado golpeó la costa norte del país y dejó al menos 413 muertos y 2.068 heridos, según el último balance facilitado por el Gobierno ecuatoriano. 

Una de las pocas noticias para la esperanza que deja el seísmo es que los equipos de salvamento de Colombia y Ecuador lograron este lunes rescatar con vida a un hombre que se encontraba atrapado bajo los escombros del hotel El Gato, en la ciudad de Portoviejo, una de las más afectadas.

Además,  el Instituto Geofísico del país registró un total de 304 réplicas tras el terremoto principal que, según los expertos, podrían registrarse durante unas dos semanas más. 

"Después de un sismo como estos, es normal que durante varias semanas se tengan réplicas", dijo, al advertir que se las debe tomar muy en cuenta debido a la fragilidad en la que han podido quedar algunas construcciones tras el fuerte movimiento principal.

Según estudios del Instituto, el sismo del sábado "rompió un segmento de aproximadamente 60 kilómetros de ancho y 40 kilómetros de largo, que se terminó justo en la zona en que ocurrió el sismo de 1998, y forma parte de ese segmento que se movió en 1942". "Estamos hablando de una zona que ha sido sísmica en el pasado, que tuvo el sismo de 1906, el sismo de 1942 y, un poco más al sur, el de 1998. Es una invitación a que tomemos conciencia como país de que vivimos en un país muy expuesto a los sismos", dijo en la televisión Gama.

"UNA TRAGEDIA MUY GRANDE". El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó que, aunque "la tragedia es muy grande", el país sabrá "salir adelante". 

También agradeció los mensajes de solidaridad de Gobiernos de la "Patria Grande" latinoamericana y dijo que, además de la llamada del presidente del Gobierno en funciones de España, Mariano Rajoy; la presidenta de Brasil, Dilma Roussef; el de Argentina, Mauricio Macri; y el colombiano Juan Manuel Santos le han expresado su respaldo ante la situación que vive su país. Correa aseguró que esta es "la mayor tragedia de los últimos 67 años", desde el terremoto de Ambato del 5 de agosto de 1949.

Y es que con la luz del día salieron a relucir las destructivas consecuencias de la sacudida en las provincias afectadas, en especial las de Manabí y Esmeraldas, declaradas en emergencia por el Gobierno junto a las de Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos y Santa Elena.

Además, el estado de emergencia rige en el conjunto del país, que comienza a hacer acopio de medicinas, agua, mantas, carpas y alimentos para hacerlos llegar a lugares como Pedernales y Manta, dos de los puntos más castigados.

El terremoto se produjo a las 18.58 hora local del sábado (23.58 GMT), entre los balnearios costeros de Cojimíes y de Pedernales, en la provincia de Manabí y colindante con la vecina Esmeraldas, que también sintió el impacto de las réplicas.

Descartado el riesgo de tsunami, la búsqueda y rescate de supervivientes se convirtió en la principal prioridad para las autoridades, que hicieron constantes llamamientos a la calma y a la unidad mientras aseguraban que lo primero es atender a los damnificados.

Los equipos de rescate buscan supervivientes entre los escombros, que dan a lugares como Pedernales, en el epicentro del desastre, el aspecto de un lugar castigado por un bombardeo, como lo describió el ministro del Interior, José Serrano. Imágenes de televisión mostraban en ese lugar turístico casas derrumbadas por completo y otras bastante destruidas, vías dañadas, hoteles desplomados, gente en las calles llorando por personas fallecidas, desaparecidas o heridas y personas deambulando consternadas en medio de polvorientas vías.


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