Menor atención en el rural

En poblaciones pequeñas es el guardia civil de base el que atiende los casos de violencia machista, sin ningún tipo de especialización, lo que provoca que la mayoría de las mujeres no denuncien
En poblaciones pequeñas, la atención a las víctimas de violencia machista es menos especializada
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Las mujeres víctimas de violencia de género en el ámbito rural se enfrentan a situaciones tan duras como tener que contar las agresiones a un guardia civil que juega a las cartas con su pareja o exponer los detalles del maltrato en un cuartel donde es escuchada por cualquier otra persona.


"Las víctimas que se atreven a ir a los cuarteles llegan destrozadas y necesitan dedicación profesional e información sobre sus derechos", porque muchas de ellas no van a presentar la denuncia, sino a pedir información, ha explicado la jefa de patrulla del Seprona de la Guardia Civil Pilar Villacorta.

Esta agente, investigadora de la violencia de género desde los cuarteles rurales, ha asegurado que en poblaciones pequeñas (de menos de 600 habitantes) es el guardia civil de base, "el de turno", el que atiende los casos de violencia machista, sin ningún tipo de especialización, y con la circunstancia de que en esos "núcleos se conoce todo el mundo".

Sólo en los casos más graves -como los de homicidio o tentativa de homicidio- se derivan estas situaciones a las Unidades de Violencia de Género del ámbito rural situadas en poblaciones mayores, aunque tampoco son exclusivas, sino que atienden otros casos de abusos sexuales, delincuencia juvenil o trata de personas, entre otros, ha lamentado.

"Imagina que la persona a la que la víctima va a dictar la denuncia está jugando a las cartas por las tardes con su marido, pues eso ocurre", ha relatado la agente, de la asociación de la Guardia Civil AUGC, quien ha dicho que estas situaciones provocan que "la mayoría de las mujeres no denuncien".

En una jornadas convocadas por CC OO, profesionales que intervienen en distintos fases con las víctimas de violencia de género -desde guardias civiles, policías, actores judiciales a personal de los servicios sociales y de las administraciones autonómicas y locales- han elaborado un documento de propuestas, entre las que se incluye crear "espacios que faciliten las denuncias".

"Entendemos que un pequeño cuartel o una comisaría no es el lugar ideal para atender a las mujeres, que en las mayoría de los casos acuden a pedir ayuda con sus hijos menores, compartiendo espacios con otras personas que han ido a denunciar e incluso con detenidos", ha asegurado a Efe la coordinadora del documento, Ana Sánchez Navarro, responsable de Mujer y Estudios de FSC-CC OO.

En este sentido, el grupo de expertos que ha abordado la atención a las víctimas ha reclamado la puesta en marcha de espacios comunes donde estén integrados los servicios sociales, la atención policial o la asistencia del abogado de oficio, para que la víctima "no tenga que estar peregrinando de un departamento a otro".

En el caso de las víctimas del ámbito rural, "que viven en un espacio tan reducido y con tan poca intimidad", los expertos entienden que deberían ser derivadas o facilitar el acceso a comandancias de otros municipios de los que viven.

"Parece que todo recae en la denuncia, pero el problema policial es con los agresores, no con las víctimas, que necesitan atención en otros ámbitos, como sanitario y judicial", ha recordado Pilar Villacorta, quien ha destacado el trabajo que realizan sus compañeros en las localidades rurales.

"Una cosa es que en los cuarteles no haya medios, pero otra es que los agentes se dejan la piel", ha dicho.

Para esta experta, no se logrará acabar con la violencia de género hasta que no se aborde "el terrorismo machista como una epidemia y como una alarma contra las que hay que reaccionar".

En la jornada convocada por CC OO con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, el 25 de noviembre, la socióloga Begoña Marugán ha destacado que en España "ha aumentado el nivel de intolerancia contra este tipo de agresiones".

Ha destacado que en la última década se ha avanzado mucho en la creación de servicios y en la profesionalización, pero ha advertido de que si "se reduce la presión social se puede retroceder" en el combate contra la violencia machista

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