Erik Balenciaga, el nuevo ídolo de la SD Teucro

El jugador se estrenó con la camiseta azul en la máxima categoría y se ha convertido en el fichaje estrella. Su rendimiento supera las expectativas ► El central vasco ha vivido desde niño rodeado de este deporte, ya que en su familia todos lo practicaban y su padre es entrenador actualmente
Erik Balenciaga se ha adaptado inmediatamente a la ciudad
photo_camera Erik Balenciaga se ha adaptado inmediatamente a la ciudad

Erik Balenciaga ya es un pontevedrés más. Lleva tan solo unos meses en la ciudad del Lérez pero se siente cómodo, como si naciese en Galicia, y eso se traduce en los grandes partidos que está realizando en la Sociedad Deportiva Teucro. De hecho, está considerado como el jugador revelación del equipo, el fichaje estrella y un nuevo ídolo para los teucristas.

El martes volvió a su tierra para jugar el partido de Copa del Rey ante el Bidasoa Irún. Allí estuvieron más de 100 aficionados que se desplazaron desde Zarautz, que incluso llevaron pancartas con su nombre y su cara dibujada. Erik dejó huella allí y está destinado a dejarla en Pontevedra. Al menos, por ahora, está siendo un hombre clave en las filas de Quique Domínguez.

"Empecé a jugar a balonmano porque desde pequeño siempre lo he tenido presente y siempre lo he disfrutado"

Al jugador vasco es fácil encontrárselo dando un paseo por alguna de las calles de la zona vieja de Pontevedra. Tras unos meses aquí, ya las conoce muy bien, tanto como si hubiera pasado toda su vida caminando por los adoquines de la zona vieja. Erik Balenciaga lleva desde finales de julio en Galicia y ya ha podido comprobar que el dicho de ‘en Galicia siempre está lloviendo’ no es cierto. Octubre presumió de tardes soleadas, durante casi todo el mes, al igual que septiembre, pero cuando llueve aquí, lo hace con ganas. "Es parecido al País Vasco. Por lo que me han dicho, aquí en Pontevedra se está mejor que en la zona de A Coruña o Santiago", comentó.

"Por ahora no tengo ningún problema y, visto lo visto, no creo que lo tenga", dice Erik con mucha contundencia, demostrando que está donde quiere y como quiere estar. El central se formó en el club de su ciudad, el Amenábar Zarautz, y hasta esta temporada nunca se había ido a vivir fuera. Es, por lo tanto, la primera vez que el deportista se aleja de su familia, pero lo ha hecho por un buen motivo, para jugar en la élite del balonmano.

Erik proviene de una familia en la que este deporte es una forma de vida. Desde pequeño vio a sus padres, tíos, primos y a su hermana mayor jugar a balonmano. Así, fue más fácil que empezase en esta aventura. "Siempre lo he tenido presente", comenta el jugador. Incluso ahora, una de sus hermanas y sus primos siguen jugando, mientras que su padre y sus tíos son entrenadores. Esa pasión se traduce en que cada vez que los encuentros del Teucro son televisados, todos los amigos y familiares de Erik Balenciaga se reúnen para verlos y, por supuesto, animarle en la distancia.

"Desde el primer momento en el que hablé con Quique (Domínguez) tuve claro que quería venir al Teucro"

Por otro lado, Erik llegó a Pontevedra junto a su compañero de equipo y de piso Arkaitz Piriz, pudieron conocer un poco la ciudad y "desde el primer momento me gustó". Ya el primer día conocieron los detalles de la forma de trabajar del Teucro, los objetivos y a sus compañeros. "Me pareció todo perfecto", comentó.

Tanto le ha gustado la ciudad al deportista que todavía no ha visitado lugares cercanos como Moaña, Cangas, Cambados, Sanxenxo... "Solo hemos ido fuera cuando entrenamos en A Illa de Arousa o cosas por aquí cerca. Sí que he estado en Vigo, jugando y visitándola, pero Pontevedra me gusta mucho y creo que no voy a salir mucho de aquí", añadió.

Mucha gente dice que quien viene a Galicia y, sobre todo, a las Rías Baixas, se queda enamorado. Eso parece que es lo que le ha pasado a Erik que, con timidez, también habla de su trayectoria: "Jugué tres años en División de Honor Plata, uno en Primera Nacional y esta es mi primera temporada en Asobal. Lo cierto es que lo llevo realmente bien, pero no solo yo, el equipo también".

"Cuando llegué, di una vuelta por la ciudad y me gustó mucho. Me pareció todo perfecto desde el principio"

El jugador camina con total naturalidad por las calles pontevedresas, al fin y al cabo ya es uno más, y afirma que le sorprende cómo le está yendo en la máxima división del balonmano español. "No me esperaba estar a este nivel o a este ritmo tan pronto, quizás al final de temporada sí, cuando ya avanzase más la cosa", comenta, a lo que añade que "me siento adaptado al equipo y a la categoría y estoy dentro de la rotación; todo esto me alegra mucho".

Quizá para su adaptación a la ciudad fue bueno venir acompañado de otro vasco, Arkaitz Piriz, con el que además convive. Sin embargo, en su piso se da una mezcla explosiva: dos vascos, un andaluz (Samu Gómez) y un gallego (Román). "Todos me están ayudando mucho, no solo Arkaitz", comentó el jugador, que se ha convertido en el fichaje estrella de este verano, aunque él todavía no es consciente de ello. "Soy un jugador diferente", explica con respecto a su altura (1,70 metros), y añade entre risas que "a los rivales les cuesta defenderme".

Cabe destacar que, pese a que Arkaitz y Erik vienen de la misma comunidad autónoma, ni siquiera habían jugado juntos. "Nos conocíamos de habernos enfrentado muchas veces, tanto en liga como en copa, pero personalmente no había entablado relación con él", añadió. Lo cierto es que Pontevedra ha hecho que estos dos jugadores se conviertan en amigos, o incluso más que eso, porque al final la plantilla es una pequeña familia.

"Estamos entrenando bien y estamos contentos con el trabajo. Solo nos falta un poquito de chispa fuera de casa"

Erik no dudó ni un segundo en venir a Pontevedra. Quique Domínguez da tanta confianza a los deportistas desde el primer momento que son pocos los que rechazan ser componentes de su equipo. Tras recibir la llamada del técnico, el jugador lo tuvo claro, "solo le pedí unos días para hablarlo en casa, con el equipo y con el club, pero desde el primer momento tenía claro que quería venir". Para Erik era la primera vez de muchas cosas: la primera vez que se alejaba de su familia y de sus amigos, y la primera vez en la liga Asobal. Sin embargo, demostró su valor y se atrevió con la aventura gallega que le propuso Domínguez.

Y por ahora, esa aventura está saliendo bien, tanto para el Teucro como para él. Dos valientes que se encontraron en la máxima categoría del balonmano español en una ciudad que vive uno de sus mejores años deportivamente hablando. Balenciaga está siendo una sensación, lleva el balonmano muy dentro de él y seguro que habrá Erik para rato en la Sociedad Deportiva Teucro.





Comentarios