Teresa Romero recuerda a Excalibur junto a su nueva mascota, Alma

La auxiliar participó en una concentración convocada por el Partido Animalista, al que agradeció su apoyo para evitar que el perro fuese sacrificado
Teresa Romero, en la concentración convocada por Pacma
photo_camera Teresa Romero, en la concentración convocada por Pacma

El Partido Animalista (PACMA) ha conmemorado el primer aniversario de la muerte de Excálibur, el perro mascota de la enfermera auxiliar del Hospital Carlos III Teresa Romero, que resultó infectada del virus del Ébola el pasado año.

El acto, que ha sido celebrado simultáneamente en varias capitales de España, ha contado con la presencia en la madrileña plaza de Callao de la gallega Teresa Romero y su marido, Javier Limón, que han aparecido con su nuevo perro mascota Alma, adoptada en un centro de acogida de Alcorcón.

Al acto asistieron también numerosos perros que guardaron un respetuoso silencio durante la conmemoración por la muerte de Excálibur sin pelearse entre ellos y con un letrero colgado al cuello en el que rezaba: "Yo también soy Excálibur".

La pareja ha agradecido al público y especialmente al Partido Animalista su apoyo desde que se supo que Excálibur iba a ser sacrificado, por orden judicial y a instancias de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

El 6 de octubre de 2014 se confirmó que la auxiliar de enfermería Teresa Romero, que había atendido en el hospital madrileño Carlos III de Madrid al misionero Manuel García Viejo, fallecido el 25 de septiembre por ébola, había dado positivo al virus en los dos análisis que se le habían practicado, lo que supuso el primer caso notificado de contagio en Europa.

A la consternación que causó el contagio de Teresa Romero, la muerte por orden de la Administración de la mascota de Teresa y Javier vino a sensibilizar aún más a la opinión pública. Esta fue la razón por la que el partido Animalista PACMA intervino desde el principio, e incluso trató de impedir a las puertas del domicilio de la pareja la entrada de las autoridades, hecho que tuvo una gran repercusión tanto nacional como internacional.

Más, si cabe, al comparar el muy distinto trato dado por las autoridades sanitarias de EEUU a Bentley, el perro mascota de la enfermera Pham, diagnosticada de ébola pocos días después de Teresa, al contagiarse durante la atención hospitalaria a un ciudadano liberiano fallecido posteriormente. Bentley fue sometido a cuarentena durante 21 días, durante los cuales fue atendido y monitoreado por personal veterinario. Pasado este periodo, tras comprobar la negatividad de los análisis realizados, el perro fue declarado libre del virus del Ébola, reincorporándose a su vida cotidiana junto a Pham.

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