¿Cómo valora que hayan confiado en usted para conducir La mañana este verano?
Con curiosidad y con espíritu de observadora, como casi todo en la vida. Estoy muy agradecida a TVE por la propuesta, es emocionante volver a la casa, aunque sea para un ratito. De todos modos solo he tenido que cruzar el jardín de Prado del Rey, desde RNE a la tele.
¿Qué noticia le gustaría dar este verano?
Aventurar grandes titulares me parece azaroso, entre otras cosas porque mis noticias preferidas tienen que ver con historias de la gente de a pie. Aun así, me gustaría un golpe de efecto contra el Estado Islámico. Es una guerra silente que se ceba con los más débiles, en especial con las mujeres.
¿Qué esfuerzo supone aparecer todos los días en la pequeña pantalla? ¿Puede acabar por "quemarse" la imagen del profesional?
Menos del que pensaba porque, de momento, llevo bien los madrugones. Hoy día, con tanta opción televisiva y de ocio, el pedazo del pastel es pequeño, de modo que el riesgo de sobreexponerse es mínimo. He estado más de veinte años apareciendo cada semana en la tele y me parece natural. También lo es alejarte de vez en cuando de ella, de lo contrario no podría escribir mis novelas. La mañana me ha llegado en plena promoción de la última, titulada Mientras llueva.
¿La audiencia prevalece por encima de todo en la televisión?
Entiendo que en los medios públicos no, por eso me gusta trabajar en ellos. Yo aún creo en aunar el servicio público, la calidad y el entretenimiento
¿Cómo ve la situación actual de la profesión y los medios de comunicación?
Hemos sufrido una doble crisis: la general y otra endémica. Salir de ellas pasa por reinventarse y buscar otros lenguajes. Miremos a internet, por ejemplo. Es formidable crear televisión desde un estudio con sobrados medios, pero también grabando piezas mediante un IPad para mi videoblog. Estoy abordando ambas tareas y me gustan las dos. Ahí entra en juego la imaginación.
"Para los medios, salir de la crisis pasa por reinventarse y buscar nuevos lenguajes"
¿Están politizados los medios? ¿Existen presiones? En tal caso, ¿cómo sortearlas?
Nunca las he sufrido. No obstante, nunca me he dedicado a la información política. Ahora, la presión de una firma, una empresa o una marca para que no se hable de ella cuando sus prácticas son dudosas, puede ser brutal. En la vida no todo es política.
¿Encuentra diferencia a la hora de trabajar en un medio público o en uno privado?
Cada uno aporta ventajas y desventajas, aunque mi experiencia televisiva es mayor en los primeros. Hoy por hoy lo que nos aleja son los recursos económicos.
¿Cómo se garantiza la independencia de la información en la televisión pública?
Cada cadena tiene sus mecanismos y pasan por confiar en la deontología de sus profesionales. En TVE hay muchos y muy buenos.
¿A qué se debe que los ciudadanos tengan tan mala opinión de los periodistas?
Sospecho que nos hacen conniventes en algunos casos de corrupción por no haberlos denunciado antes, pero habría que explicar que no es factible sostener una presunción sin pruebas. Y los periodistas no somos fiscales. Entiendo bien a esos compañeros que tienen que guardar sus investigaciones en un cajón porque no compilan datos que las refrenden por mucho que sepan de su certeza.
¿Hay autocrítica dentro de la profesión?
Este oficio lo desarrollan personas con defectos y virtudes, como todas.
¿Se ha sentido discriminada en el trabajo alguna vez por ser mujer o ha tenido que trabajar más que un hombre para estar donde está?
Que yo recuerde, nunca. Trabajo igual que mis compañeros currantes, sean hombres o mujeres.
¿Siempre quiso ser periodista?
Y escritora. Por suerte la vida me ha permitido llevar a cabo mis dos vocaciones, tanto que ahora me presento como una escritora que practica el periodismo. Me faltaría mezclar televisión y escritura, de modo que no descarto idear una serie algún día.
