El decálogo de la nueva normativa

La Lei do Solo diseña el rural del futuro

El anteproyecto de la norma, aprobado este mes por la Xunta, busca dinamizar el suelo rústico facilitando en él la actividad turística y agropecuaria, la dotación de servicios y la rehabilitación de viviendas para fijar población
Ejemplo de aldea en proceso de rehabilitación en Galicia con fines turísticos, una de las herramientas que promueve la Lei do Solo para fijar población en el rural
photo_camera Ejemplo de aldea en proceso de rehabilitación en Galicia con fines turísticos, una de las herramientas que promueve la Lei do Solo para fijar población en el rural

"Dar vida ao rural". Con esta frase resumía la conselleira de Medio Ambiente, Territorio e Infraestuturas, Ethel Vázquez, una de las filosofías sobre las que se asienta la nueva Lei do Solo de Galicia, cuyo anteproyecto fue aprobado por el Consello da Xunta a mediados de julio para continuar acto seguido con su proceso de presentación en sociedad. El objetivo es que pueda quedar aprobado a finales de este año o, como muy tarde, principios del que viene, según las estimaciones del Ejecutivo autonómico.

Llamada a poner orden en los 29.574 kilómetros cuadrados que conforman el terrotorio de Galicia tras décadas de ‘barra libre’ y después once reformas urbanísticas fallidas desde 2002, la La Lei do Solo constituye un texto legislativo de un volumen inmenso y de una relevancia especial. Y en él, se dedica especial atención al medio rural, teniendo en cuenta que supone el 93% de la superficie de la comunidad gallega, buena parte de él en la provincia de Lugo.

Una de las claves para dinamizar ese rural pasa por fomentar el despegue económico en él sin que esa filosofía entre en contradicción con la preservación de los valores naturales. De ahí que la Lei do Solo "potencie decididamente" el suelo rústico como productivo y de facilidades para actuar en él.

NEGOCIOS. Así, como novedad frente a la anterior normativa, se podrá construir en aquel suelo rústico considerado de especial protección —por ejemplo el que está sometido a restricciones por temas de patrimonio o de conservación de la naturaleza— siempre y cuando los informes sectoriales pertinentes resulten favorables, eliminando así la rigidez o el corsé que imponía la anterior legislación del ámbito rural.

La ley impulsa el rural, pero también combate el feísmo, facilita a los ayuntamientos los planes urbanísticos y reordena por fin el litoral


Según Ethel Vázquez, se trata de introducir "medidas que permitan aproveitar o solo rústico para os usos para os que é idóneo", como las instalaciones agropecuarias o los establecimientos turísticos —en ningún caso grandes industrias—. Y para que esos negocios no impacten sobre el entorno, se les aplicarán una serie de requisitos: una altura máxima de siete metros, que la superficie de la parcela sea como mínimo de 2.000 metros cuadrados, que la edificación ocupe un máximo del 20% del terreno y que se mantenga en su estado natural al menos el 50% de la finca en la que se actuará.


La Lei do Solo también se permitirá levantar en suelo rústico infraestructuras de interés general como son los colegios, cementerios o depuradoras.

Y en lo referido a las viviendas, la Xunta de Galicia pretende evitar uno de los principales males que aqueja al rural gallego: la dispersión poblacional. Para no seguir alimentándola, la Lei do Solo aplica durísimas restricciones a la construcción de nuevas viviendas —a menos que estén vinculadas a explotaciones agropecuarias— y prima la conservación y rehabilitación de los inmuebles ya existentes —que son muchos y muy abandonados— sobre la edificación de los nuevos.

"Garantimos un rural protexido e un rural vivo porque garantimos o aproveitamento do rural de forma compatible coa preservación dos seus valores", apuntó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en la rueda de prensa posterior al Consello que dio luz verde al anteproyecto de la ley, y en el que estuvo acompañado por la conselleira Ethel Vázquez. "Non hai solo máis desprotexido que o que non ten ningún uso e está sometido ao abandono", añadió el también líder del PPdeG para constatar la necesidad de invertir la tendencia de abandono del rural gallego, propiciando posibilidades de crear empleo en él y, consecuentemente, fijar población. Y la Lei do Solo pasa por ser la principal herramienta —aunque no la única— para conseguirlo.

PERMANENCIA. Cuando en octubre de 2014 se dieron a conocer las líneas básicas de este anteproyecto, la Xunta lo fue presentando a los distintos actores sociales —dialogó con un total de 75 agentes y se llevaron a cabo una treintena de encuentros sectoriales— e incorporó ocho de cada diez alegaciones que se le presentaron con el fin de mejorar su aplicación.

Así, Feijóo cree que la Lei do Solo consolida un "un urbanismo responsable" en el territorio gallego y tiene "vocación de permanencia no tempo", después de varios años de descontrol. Una situación que provocó, en palabras de la secretaria xeral de Urbanismo, Encarnación Rivas, "unha deterioriación masiva" de un entorno privilegiado como el gallego. Y aunque en algunos casos ya no hay vuelta atrás, la responsable de la Xunta
cree que "poucas desas agresións son realmente irreparables".

Así que tanto para evitar que se repitan como para arreglar lo que se destrozó se usará la Lei do Solo, aunque esta nunca podrá funcionar si no va acompañada de un cambio de mentalidad de los ciudadanos. Porque el urbanismo no es una cuestión que únicamente compete a las administraciones,
sino a cada uno de los gallegos.

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