Dos años que dejaron huella en el Ángel Carro

Dani Mallo hace un balance positivo de sus temporadas como portero del Lugo y admite sentirse "muy querido" en el club y en la ciudad. El guardameta de Cambre lamenta que el equipo no transitase por zonas más altas de la tabla
Dani Mallo
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Dos años de disfrute. Dos temporadas de una simbiosis perfecta con la grada, el club y el vestuario. Dos años de un profesional intachable, de un trabajador nato, de un portero de talento y experiencia y una de las piedras básicas de una plantilla que cumplió con los objetivos. El paso de Dani Mallo por el Ángel Carro permanecerá soldado a la estructura de la memoria rojiblanca. Para el propio arquero de Cambre y también para una afición en la que dejó la huella imborrable del cariño mutuo.

«Fueron dos años positivos. Llegué con mucha ilusión y me encontré con un club espectacular a todos los niveles. La lectura que hago es buenísima», destacó Mallo, quien sabía del cariño de toda una ciudad. «Me sentí muy querido en Lugo, por eso quería continuar. Pero son cosas que suceden en el fútbol y no le doy más vueltas. Estaba muy identificado con el club, el proyecto y la ciudad, pero la vida continúa. Siempre estaré agradecido a todo el Lugo. Es un día triste, pero la afición me está mostrando el cariño y eso para mí es muy importante».

Ese apoyo y la fidelidad de la grada rojiblanca lo empujó a rendir al 100%. «La gente que viene al Lugo siempre está ahí. Siempre hay fieles que animan y se merecen que lo diésemos todo por la camiseta, como hice yo», declaró.

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